Seguridad para evitar nuevos desprendimientos. Durante estos días los conductores que circulan por el puente de la Cava han observado cómo se limita la velocidad en la zona y se realizan trabajos de consolidación de uno de sus taludes rocosos.
Un grupo de operarios se encuentra anclando la malla de torsión, asegurando una zona muy afectada por la humedad tras las fuertes lluvias de la DANA de 2023.
El Ayuntamiento de Toledo sacó a licitación en septiembre el contrato para la ejecución de obras de limpieza, consolidación y restauración de taludes entre los puentes de la Cava y San Martín, la senda de la Cornisa y la carretera del Valle, un proyecto que contaba con un presupuesto máximo de ejecución de 100.000 euros, sin fondos europeos, que deberá estar ejecutado en un plazo máximo de dos meses.
El objetivo de la actuación pasa por restaurar los servicios afectados por la DANA y dotar al entorno «de las condiciones adecuadas de seguridad tanto para vehículos como para viandantes», tal y como señalaba el pliego de condiciones de la licitación.
El exceso de humedad y de pluviometría han generado un importante deterioro en distintos taludes. En este caso, las obras de limpieza y recuperación se dividen en tres zonas en función del emplazamiento.
En la primera, denominada Zona A, se encuentran cinco taludes pendientes de recuperar entre los puentes de la Cava y de San Martín. En todos ellos se observan patologías, pero las más preocupantes corresponden a uno de ellos en concreto que mantiene una composición rocosa de 8 metros de altura con un muro de mampostería que sirve de asiento a los viandantes y dado su estado suponía «un riesgo».
Esa es la actuación sobre la que se trabaja actualmente con el mallazo.
Además, se actuará en otras patologías de diferentes taludes que favorecen «la caída de bloques hacia la vía», con lo que se plantea como necesario el saneo y desbroce de la superficie, retirada del material desprendido y la instalación de un sistema de seguridad en toda su longitud.
En una situación parecida se encuentra otro talud en mal estado y con desprendimientos que provocan caídas de material a la Avenida de la Cava, «una zona de tráfico intenso» que también supone «un riesgo para los individuos» al no disponer de sistemas de protección. Si bien, el proyecto plantea su consolidación y la colocación de un muro de gaviones de dos metros de altura, entre otras intervenciones.
Por otro lado, en la zona B, que corresponde con la senda de cornisa, las patologías son otras distintas por su cercanía al río Tajo.
Por último, el contrato reserva una tercera zona de actuación, los cigarrales, que engloba un talud de ocho metros de altura media que presenta «varias zonas de su superficie afloramientos rocosos moderadamente alterados».