No sería Donald Trump si no entrara en la Casa Blanca pisando fuerte. El caso es que no sé si alguien se esperaba que entre sus primeros dardos fuera uno dirigido a España. Más concretamente a su política comercial internacional.
Minutos después de hacer efectiva su toma de posesión como presidente de Estados Unidos y de ponerse a firmar decretos delante de miles de seguidores que lo apoyaban en un pabellón tocó responder a las preguntas de los medios de comunicación. En dicha ronda de preguntas, Donald Trump apuntó a España por su «baja» contribución en Defensa y, por confusión o quién sabe porqué, lo incluyó entre los BRICS (un grupo de países que conforman Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). El caso es que alertó de que si España no aumenta su contribución a la OTAN podría correr la misma suerte arancelaria que este grupo internacional, amenazando con imponer tasas del 100 por 100 a las exportaciones españolas.
Unas tasas que se mantienen actualmente al 25% desde que el mismo Trump las subiera en su primera etapa presidencial. Su sucesor en el cargo, el demócrata Joe Biden, mantuvo este impuesto para los productos españoles a excepción de nueve productos que salieron de esta lista impositiva tras una negociación entre el Gobierno español y el norteamericano.
Sea como fuere, ese incremento arancelario que se viene experimentando desde el año 2017, no se ha notado en un descenso de las exportaciones toledanas a Norteamérica. Todo lo contrario. Y es que la provincia acumula una década aumentando sus cifras exportadoras a la gran potencia mundial. De hecho, en el último año 2024 -aunque los datos aún son provisionales a falta de poder contabilizar el mes de diciembre-, la provincia de Toledo ha vendido sus productos a Estados Unidos por 112,32 millones, superando el récord histórico datado en 2022.
En el desglose por sectores, es claramente el de la alimentación el que más exporta a este país, con más de 60 millones de euros, y más concretamente las categorías de lácteos y huevos o aceites y grasas.
Es por ello que son ahora estos sectores toledanos los que deberán mirar con lupa la política comercial de Trump, al ser posiblemente los más afectados. El tiempo dirá si es o no una amenaza real o sólo ha sido un farol del bueno de Donald.