La borrasca Óliver dejó este sábado en Toledo una intensa tromba de agua que provocó más de 20 incidentes en pocas horas. La tormenta, muy violenta, descargó 26 litros por metro cuadrado en menos de tres horas.
Los bomberos tuvieron que achicar agua en garajes, limpiar desagües y atender desprendimientos. En el barrio de San Antón se cayó parte de una fachada, y en la carretera del Valle una roca se desprendió, aunque no fue necesario cortar el tráfico.
Toledo estaba en aviso amarillo por tormentas, y el Ayuntamiento pidió evitar varias zonas verdes por seguridad. No hubo heridos.