Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


Por Sacedón

10/01/2024

Sacedón es el centro neurálgico de los 100 kilómetros de 'costa' de los embalses de Entrepeñas y Buendía. 'Capital del Mar de Castilla', villa con paseo marítimo, cuando el trasvase y la sequía lo permitían. El título de villa se lo dio Carlos I en 1553 y así dejó de depender de Huete.   
Sacedón, dice don Camilo en el 'Viaje a La Alcarria', «está rodeado de campos de trigo verde y lozano, parece un pueblo importante y muy industrioso. El caserío se extiende bastante y la torre de la iglesia destaca airosa sobre todo él». (…) «Sacedón es un pueblo hermoso y de calles anchas, abiertas».  Y así sigue. Para Sacedón fue muy importante el mercado franco que le concedió el rey Fernando VI en 1757, el lunes de casa semana se celebraba y en él se juntaba toda la contorna.
Galdós, en sus 'Episodios Nacionales', nos recuerda las andanzas de Juan Martín 'El Empecinado', héroe de la Guerra de la Independencia, por estas tierras y también porque la patrona de la villa es nada más y nada menos que la 'Santa Cara de Dios'.
La denominada Mariblanca, escultura de mármol blanco que se asienta en los jardines de la iglesia parroquial, se trajo del Real Sitio de La Isabela en 1957, cuando el balneario fue cubierto por las aguas. El administrador del balneario le pidió al rey una estatua para decorar la fuente principal de La Isabela y el rey le mandó en 1831 esta estatua que estaba en el Museo del Prado y que representa la Victoria.
Tomó fuerzas en el bar España con un bocadillo kilométrico y de postre unos torreznos estupendos, admirando la cercana portada de la iglesia de la Asunción. Después del café me acerco a Córcoles, pedanía de Sacedón, allí está el Monasterio de Santa María de Monsalud. Fue de los monasterios principales de la Orden del Cister en Castilla.  La leyenda dice que Alfonso VIII de Castilla, 'el de Las Navas', tras conquistar en 1177 la ciudad de Cuenca, acudió a Monsalud a reponerse de sus dolencias, fatigas y malestar anímico. La Virgen de Monsalud se consideraba sanadora de un amplio abanico de males, «de la rabia, las aflicciones y melancolía del corazón, los endemoniados y el mal de ojo». Se conserva la gran bodega monasterial, es digna de ver, de forma radial van horadando el suelo las diversas galerías con los huecos destinados a las gigantescas tinajas donde fermentaba el vino.