Prohibido el paso

Laura Bécquer (EFE)
-

Biden blinda la frontera sur con México a dos meses de la cita con las urnas para plantar cara al discurso 'catastrofista' de Trump

Vista del muro y la verja alambrada que separan la localidad texana y Ciudad Juárez, urbe situada justo al otro lado del territorio norteamericano. - Foto: EFE

La inmigración siempre ha sido un tema candente en Estados Unidos. Se trata de una cuestión recurrente en el plano del debate para la mayor potencia del mundo, aunque precisamente este año, con la vista puesta en las elecciones del cinco de noviembre, el asunto centra más que nunca las posiciones de los  partidos, especialmente en el bando republicano. De hecho, su candidato, Donald Trump, ha proclamado en tono alarmante la necesidad de establecer un mayor y más estricto control sobre los territorios limítrofes del país.

Frente a ello, a lo largo de los últimos meses, el Gobierno de Joe Biden ha reforzado la vigilancia en la frontera sur con México, donde la ciudad de El Paso, colindante con el país centroamericano, ha sido y es testigo de cómo la Administración ha buscado limitar los cruces.

Al clima desértico de la zona se suman los alambres de púa colocados sobre el río Bravo (la división natural con México), las torres de vigilancia al estilo de las cárceles, helicópteros, detectores de movimiento y la omnipresencia de la Patrulla Fronteriza. Es parte de un cambio radical, en cuestión de semanas, en un tema particularmente sensible para el votante estadounidense en la mencionada contienda presidencial entre la candidata demócrata, Kamala Harris, y el controvertido magnate.

De acuerdo con el promedio de encuestas del portal especializado Real Clear Politics, el 62,4 por ciento de los ciudadanos reprueba el manejo de la frontera del Gobierno de Biden; no obstante, en un esfuerzo por dar un vuelco a esa imagen, la Casa Blanca ha intentado mostrar mano dura.

Para el agente de la Patrulla Fronteriza Orlando Marrero, uno de los 1.600 oficiales desplegados en El Paso, localidad que limita con Ciudad Juárez (México), la disminución de los cruces comenzó a notarse después de la orden ejecutiva emitida el pasado 5 de junio por el Ejecutivo. En ella se establece que las personas que atraviesen ilegalmente la frontera no podrán solicitar asilo, pero contempla algunas excepciones, como niños que viajan solos, víctimas de trata o personas con una emergencia médica. Asimismo, los detenidos serán sujetos a la deportación acelerada, entre otras medidas.

A inicios de agosto, Estados Unidos también suspendió «temporalmente» la adjudicación de nuevos permisos humanitarios para los migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, conocidos como parole, que permitían hasta 30.000 personas mensuales de esos países viajar y entrar de manera legal a EEUU.

Debido a este cambio de rumbo, los datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza reflejan una clara disminución de los arrestos en El Paso entre mayo (23.478) y junio (14.515) del actual año fiscal, que comenzó el pasado 1 de octubre y finaliza el próximo 30 de septiembre.

Peligros

Además de las medidas adoptadas por el Gobierno, cruzar la frontera no es una aventura sencilla. Marrero alerta de los peligros que representa la empresa, sobre todo en una zona como la de El Paso y Ciudad Juárez.

«Avisamos de todas las amenazas a las que se enfrenta el migrante: el intenso calor seco, la deshidratación, las serpientes, quedarse a merced de los grupos criminales, la deportación y hasta la muerte», subraya el agente.

Hasta julio, la Casa Blanca ha contabilizado 132 fallecimientos, frente a los 149 de todo el año fiscal previo. «En lo que va de 2024, hemos realizado 757 rescates en esta zona, 160 más que el curso anterior», indica Marrero.

Futuro invariable

Por su parte, el director del Instituto Fronterizo Esperanza en El Paso, Dylan Corbett, comenta que las políticas de mano dura «no cambiarán el escenario a largo plazo» y agregó que «forman parte de una estrategia de rechazo al migrante». «Todos los esfuerzos que hacemos para militarizar la frontera y criminalizar a los extranjeros no impiden que sigan llegando. Van a seguir llegando: a pesar de las muertes, de la separación de familias y de las deportaciones», considera.

Corbett también critica los mensajes de odio y xenofobia que lanza Trump. «No sé qué pasará si vuelve. Él motiva a los votantes con su discurso de miedo y repulsa hacia los migrantes: todo lo que hay del otro lado de la frontera es malo. Esto no debería ser así porque este colectivo ha contribuido mucho al país», afirma.