Hoy han pasado 138 días desde que su médico de cabecera expidiera un volante preferente a José Manuel García un volante preferente de interconsulta para el otorrinolaringólogo, por una dolencia nasal. Desde entonces, y después de cuatro reclamaciones al Sescam, tan solo tiene excusas, pero ni fecha para su consulta en el especialista, ni explicaciones. Hoy remite sendos escritos al presidente de la Junta de Comunidades, Emiliano García-Page, y su consejero de Sanidad, Jesús Fernández.
Ese mismo día, al ir a solicitar fecha para la cita del volante preferente, en los ordenadores del Centro de Salud de Benquerencia le dijeron a García «que se había cambiado el sistema, y que recibiría cita desde el servicio, bien a través de SMS, telefónicamente o por correo postal».
Desde entonces, él se ha pasado tres veces por el servicio de Otorrinolaringólogía, donde no saben nada de su volante, y ha presentado cuatro reclamaciones por vía telemática al Sescam. Al final, recibió el pasado día 23 un escrito por correo ordinario (cuando él reclamó que, como permite la ley, le respondieran por vía telemática), donde el Servicio de Información y Atención a Paciente del Complejo Hospitalario de Toledo ofrece su disculpas, pero no explicaciones, y siguen sin darle fecha para el especialista porque en estos momentos «no es posible».
«Algo frecuente». Pero hay algo más que preocupa a este vecino del Polígono usuario de la Sanidad Pública. Ha consultado las listas de espera desde la fecha de petición en la especialidad, y ha detectado un incremento significativo de consultas pendientes para Otorrinolaringología. En el mes de abril de 2023, fecha de inicio de la reclamación había 3.229 pacientes, y en el mes de julio de 2023 hay una lista de 5.286 ciudadanos pendiente de atención, «esto sin tener constancia de las personas que, como yo no estamos incluidas en la lista de espera oficial».
Su convicción es que «esto es una práctica más habitual de que pueda parecer, el dilatar fechas para conseguir una cita; dejar pendiente intervenciones quirúrgicas que no se realizan, aun cuando se haya firmado los consentimientos de ellas». De ahí su denuncia pública tras escuchar a pacientes en las consultas en el hospital Universitario de Toledo, las deficiencias administrativas de este estilo, y de otra índole que comenta la gente. Además, «me parece una burla lo que están haciendo a los pacientes, que formulan sus reclamaciones en un tono correcto, cumpliendo con los medios que facilita su sistema, y sin embargo alguien de la Sanidad de Castilla-La Mancha, no se está tomado con rigor estas cuestiones administrativas, que entorpecen y dificultan la vida de las personas».