Las riadas que han azotado a la Comunidad Valenciana han dejado desolados no sólo a aquellos que lo han vivido en sus carnes y han perdido su casa, su coche o a sus seres queridos. Todo el país y parte de la comunidad internacional siguen de cerca las noticias enmudecidos por lo ocurrido. Otros, en cambio, han decidido pasar a la acción para ayudar a los afectados. Es el caso de Sergio Sánchez-Cano, un toledano que ha reunido varios puntos de recogida de material para partir hacia la zona cero de las inundaciones y aportar su granito de arena. Sus impresiones al llegar se describen cuanto menos como «caóticas» y «desesperantes».
Todo empezó con una iniciativa para recaudar enseres en el gimnasio que Sergio regenta. A través de uno de los usuarios y entrenadores del club, Ángel, a principios de semana el centro se convirtió en un punto de almacenaje de elementos esenciales para trasladar a la Comunidad Valenciana. El éxito de lo reunido en poco tiempo y el mismo proceso realizado por un familiar en un centro de estética de la ciudad, así como en un domicilio de Mora, llevó a Sergio Sánchez-Cano a llenar una furgoneta, un coche y dos remolques de arriba a abajo, lo que el propio organizador de la recogida estima en un envío de 4.000 euros de material como mínimo. Lo recaudado contemplaba desde todo tipo de calzados, prendas hasta ambientadores o termos de café, todo lo requerido como esencial por un contacto que los promotores de esta acción tenían en Valencia.
Una vez que todo estaba empaquetado, Sergio y los demás partieron hacia Valencia, llegando a Paiporta el pasado miércoles. Aunque sus labores se basan pricipalmente en descargar los paquetes en un centro de logística para que los encargados del mismo lo distribuyan, han tenido la oportunidad de moverse por diferentes localidades para ayudar en lo que fuera necesario.
Un drama «peor de lo que te puedes imaginar»«Esto está peor de lo que os imagináis», publicaba Sergio en sus redes sociales a las pocas horas de conocer Paiporta. Reconoce que existen otras localidades que se hallan en mejor estado, pero su primera impresión fue demasiado dura, al encontrarse con un lugar «infectado de gente» que, aunque su intención era la de colaborar «saturaban la organización y las labores de limpieza», generando la desesperación entre los oriundos.
Pese a que también se ha encontrado en el entorno con una alta presencia de militares, la Unidad Militar de Emergencias, policías y bomberos, Sergio Sánchez-Cano define aquello como un «caos». «Es un escenario digno de un mundo postapocalíptico en el que no manda nadie, a excepción de los accesos a los diversos municipios», relata. De hecho, cuenta como anécdota que en un momento determinado un policía local les impidió el acceso a una localidad pese a que le comunicaron que venían a dejar material, logrando finalmente acceder gracias a la intervención de un bombero que convenció al agente.
En cualquier caso, el toledano opina que la diferencia entre unas y otras localizaciones reside en la llegada de la maquinaria pesada, matizando que aquellas que ya la han recibido van mucho más avanzadas que el resto. Cree, además, que existe la problemática de que «se viralizan las ubicaciones en redes sociales», es decir, «un día Paiporta está saturado y al otro vacío porque los voluntarios se han ido a otra parte». Como consejo a quellos que quieren ayudar desde la distancia, Sánchez-Cano recomienda seguir donando pero hacerlo «de forma racionalizada», porque explica que ahora están todos los puntos «colapsados» y «lo normal es que la gente se olvide de seguir donando en un par de semanas, cuando aquí va a haber trabajo para muchos meses».
Un drama «peor de lo que te puedes imaginar»Lo que sí preocupa al voluntario toledano es el aspecto sanitario. «Después de un día por la zona escuecen los ojos», apunta. Anima a quien quiera colaborar que done material de prevención, porque califica los olores de «insoportables» y «perjudiciales para la salud».
Sergio y sus compañeros han dado un ejemplo más de solidaridad comunitaria ante la adversidad.