Un Corpus sin flores sería como un libro sin letras. Los adornos florales que conjuntan todo el recorrido procesional por el Casco Histórico hacen que Toledo durante su Semana Grande luzca diferente, huela a un olor puramente identitario y, lo que es mejor, genere sentimientos únicos y singulares para estas fechas. Todo ello es posible gracias al trabajo que realizan desde la Asociación de Floristas de Toledo cada año para tener los preparativos a punto para la festividad.

Aunque su trabajo para preparar todo esto dura alrededor de un año, desde que acaba un Corpus ya se está pensando en el siguiente, sus labores más inmediatas, la de preparar las flores y los adornos justo antes de colocarlos en los días previos, se pueden ver aún en el pabellón de San Lázaro. Este espacio alberga los trabajos de cerca de 80 personas, procedentes de diversas partes del país como «Canarias, León, Burgos o Andalucía...», y cuentan con una estructura de trabajo más que aprendida después de tantos años llevándola a cabo.

De hecho, los diferentes elementos ornamentales se llevan distribuyendo por la ciudad desde el domingo, empezando por ubicar las plantas por todas las calles; ayer por la noche se colocan los adornos de las calles Alfonso X y XII o Rojas, entre otras, mientras que en la tarde-noche de hoy se afronta el montaje de una de los puntos más complejos, Arco de Palacio. Además, este año como novedad, desde la asociación informan que habrá menos bolardos, así como otros elementos, en la plaza del Ayuntamiento, debido a que se instalará una tarima con gradas supletorias a la altura de la Puerta de los Reyes de la Catedral para ver la procesión.

Un año de trabajo para que el Corpus luzca carmesí - Foto: Yolanda LanchaRespecto a las diferencias con las flores del curso pasado, Deborah Rodilla, representante de la asociación, señala que «la planta ha llegado muy bonita», recalcando que «nunca antes han estado tan espectaculares». A su favor -dice- también juega las temperaturas de este año, no tan altas como en otras ocasiones, y que benefician el mantenimiento y el esplendor de las mismas durante la semana.

Sobre el color carmesí que tanto predomina en las flores seleccionadas para el Corpus toledano, Deborah Rodilla apunta que «más allá de que se elija porque es el color de la bandera de Toledo, es que no puede quedar más ideal con los colores grises y oscuros de la ciudad. Destaca muchísimo y este año lo hará más».