El deporte en general, y el fútbol en concreto, entre otras muchas cosas, es un gran agente social capaz de transformar un simple partido de fútbol en un sin fin de aprendizajes, sentimientos e intangibles que nos hacen sentir vivos.
Ese lado más humano, esa alma que acompaña, arropa y empuja a su equipo cada jornada, es el que este domingo quiere aprovechar el CD Toledo con esa lluvia de peluches para los más necesitados, con ese derroche de solidaridad.
Una acción con origen en Japón, pero que ya traspasa fronteras. Y, por ello, este lanzamiento de peluches se lleva a cabo en eventos no solo deportivos, sino también en conciertos y festivales, y es especialmente popular en los partidos de hockey sobre hielo, donde los aficionados lanzan estos juguetes a la pista después del primer gol de su equipo local.
Parece que vuelven al Salto del Caballo esas promociones que el año pasado llevaron en volandas al equipo a casi a conseguir el objetivo.
Promoción esta de los peluches que llega tras esa celebración del 50º aniversario del estadio, y que coincide con el Día internacional de la Discapacidad. Ahí el club ya ha demostrado, y demuestra, su sensibilidad y compromiso con la inclusión en esa maravillosa adopción del CD Realidad Toledo, una pata especial del organigrama verdiblanco que en su corta vida ya consigue grandes logros a nivel nacional.
Una acción solidaria que además llega también en el momento justo, con la Navidad a la vuelta de la esquina, pero que no solo es eso, no es solo una campaña aislada, es un ejemplo brutal para todos los aficionados del CD Toledo, pero, sobre todo, para una cantera que trata de educar a través del fútbol y sus valores a los futuros baluartes de nuestra sociedad. Respeto, solidaridad, compromiso, humildad, esfuerzo, sacrificio...
Siguen pasando cosas especiales, diferentes, de otro nivel y categoría alrededor del CD Toledo, que sigue demostrando la apuesta real por la propiedad para dotar a este proyecto de una fuerza increíblemente humana, capaz de acercar un sentimiento a los que pueden, quizás, tenerlo más complicado en la vida, pero que no por ello, dejan de soñar una vida feliz, como soñamos todos.