La nueva sede Down Toledo, situada en los bajos del número 8 de la calle Río Yedra, remplaza a las antiguas dependencias de la institución en la calle Río Marchés, también en el barrio del Polígono, y ofrece 400 metros cuadrados a usuarios y familias. La dotación se levanta en un espacio facilitado por la Junta de Comunidades. Se trata de un lugar «sin muros y sin barreras», explica Trinidad Escobar, presidenta de la asociación. Más allá del emplazamiento físico, desde la organización defienden su trabajo en la calle, un esfuerzo que definen como una «revolución para cambiar la vida» de los suyos y «la mirada» con que la sociedad los percibe.
La apertura del local contó con la presencia de la consejera de Economía, Empresas y Empleo, Patricia Franco; la presidenta de la Diputación provincial, Conchi Cedillo; el alcalde de Toledo, Carlos Velázquez; el delegado provincial de la Junta, Álvaro Gutiérrez; o el director general de Discapacidad, Chesco Armenta. La infanta Elena, directora de proyectos de la Fundación Mapfre, también participó del acto inaugural. Luismi Sánchez, un joven representante de la asociación, presentó el evento. Sánchez extendió a todos los presentes la «cordial bienvenida» brindada por «la familia» de Down Toledo.
Franco mostró el compromiso de la Administración regional con la inclusión laboral de estas personas. La consejera de Economía cifró en 430.000 euros diarios la inversión pública en estas políticas. Además, recordó que las empresas que cuentan en sus plantillas con personas con discapacidad «son más competitivas». La representante del Gobierno autonómico estimó en unas 1.300 las personas con síndrome de down que han sido contratadas de manera indefinida en la región desde 2015. Franco explicó que la tasa de actividad del colectivo supera el 38%, unos tres puntos por encima de la media nacional, pero más de 20 por debajo de la que disfruta el conjunto de la sociedad.
La titular de la Diputación provincial defendió la «responsabilidad» de las administraciones públicas en la activación de «medidas efectivas». Las peticiones formuladas por Down Toledo «son lícitas, coherentes y muy necesarias», indicó Cedillo, quien aplaudió las posibilidades que ofrecen las nuevas instalaciones.
El alcalde elogió a aquellas empresas que «deciden ir más allá de la cuenta de resultados y apuestan por trascender y dejar huella en la sociedad». Velázquez, además, mostró su elogio al empeño de Down Toledo en favor de unas instalaciones que permitirán que haya «mucha vida en esta sede todos los días». El primer edil animó a los miembros de la asociación a «ser luz» de la ciudad y mantenerse como ejemplo para otras entidades de interés social y con vocación de servicio.
La infanta Elena señaló el papel desempeñado por la Fundación Mapfre en favor de la formación y el empleo. Se trata, dijo la directora de proyectos de la institución, de «oportunidades que se materializan en proyectos de vida». Doña Elena ofreció su «más sincera enhorabuena» a los premiados por «su compromiso» y les invitó a seguir haciéndolo. «Os animo a que sigáis así; gracias a Down Toledo hacemos posible la atención especializada según sus necesidades», remarcó. La infanta reclamó para las personas con discapacidad los derechos a «la igualdad, la oportunidad y la felicidad plena».
CARRERAS LABORALES. Down Toledo y la Fundación Mapfre reconocieron la trayectoria laboral de tres usuarios de la asociación toledana dentro del programa Juntos Somos Capaces que impulsa la aseguradora. Se trata de Pilar Lillo, José Luis García y Marta Díaz. Lillo acumula quince años de experiencia profesional; actualmente, trabaja en Quirónsalud Toledo. Por su parte, García se desempeña en la tienda C&A del centro comercial La Abadía. Díaz, quien recibió formación en digitalización, es empleada en la tienda Kiabi del mismo enclave.