Ahora todo suena diferente, pero durante los días previos a un 14 de marzo de 2020 el país estaba dividido en dos bandos. Los que se tomaban las advertencias sanitarias como lo que finalmente fue y los que creían que se trataba de un virus más mediático que otra cosa. El resultado final ya lo sabe todo el mundo, pero justo hace cuatro años comenzó una de las etapas más dramáticas de la historia de la humanidad. La epidemia del Covid-19.
Pese a que ya se habían notificado casos confirmados por todo el país el relató no caló en la sociedad hasta que ese 14 de marzo de 2020 se aprobó la declaración del Estado de Alarma, y con él, el confinamiento de la población, que dejó ciudades vacías, despensas llenas de papel higiénico, rostros tapados por mascarillas y, sobre todo, fallecimientos en cadena.
Ya en aquella efeméride de la que hoy se cumple el cuarto aniversario, la provincia de Toledo contaba con 58 casos confirmados de coronavirus, según informa en la actualidad el Sescam. Esto es así porque a día de hoy se ha podido hacer un recuento más exhaustivo del que se podía realizar a diario en aquella fecha. De hecho, la edición de La Tribuna de aquel 14 de marzo contabilizaba alrededor de una treintena de casos en la provincia. Lo que no se registraban aún fueron decesos, pero no tardarían en llegar.
Arterias principales como la avenida Reconquista se quedaron vacías. - Foto: Yolanda LanchaHasta entonces, lo que se veía era un Toledo diferente, una ciudad vacía de vecinos y sin movimiento. Amaneció más tarde de lo habitual. Y arterias principales como la avenida Reconquista o la plaza de Zocodover tan sólo reunían silencio. A día de hoy sigue siendo un recuerdo escalofriante. Esa parálisis que inicialmente se preveía sólo para 15 días, se acabó extendiendo hasta las 00:00 horas del 21 de junio de 2020, es decir, 98 jornadas de cuarentena. Una «vuelta a la normalidad» como se bautizó en aquella época, sustentada en excesivo optimismo, que devolvía la gente a las calles, pero que tras haber superado la primera ola de la pandemia emitía datos oficiales facilitados por la consejería de Sanidad que databan 4.143 casos confirmados en la provincia de Toledo, 13 hospitalizados en cama convencional, 3 en las Unidades de Cuidados Intensivos y un total de 794 fallecidos.
Sin embargo, Toledo fue recuperando esa falsa normalidad con restricciones sanitarias y nuevas conductas esperando la ansiada vacuna contra la Covid -19 que llegó a finales de ese mismo año. Y de hecho, la primera dosis se inyectó en Castilla-La Mancha, siendo el caso de Araceli, paciente de una residencia de mayores en Guadalajara. Mención especial para estos centros, que fueron los que quizás se llevaron la parte más negra de la pandemia.
Tal fue la gravedad en estos espacios colmados por nuestros mayores que en el primer aniversario del Estado de Alarma, otro 14 de marzo, la consejería de Sanidad ofreció su desglose de datos diario titulando «Fin de semana sin fallecidos por Covid-19 en las residencias de mayores de Castilla-La Mancha».
Desinfección de calles en el Casco Histórico. - Foto: Yolanda LanchaSin embargo, la estadística era más aterradora con la llegada del segundo aniversario de esta efeméride. La provincia toledana alcanzó la cifra oficial de 160.000 contagios y lideraba el número de muertes en la región con un total de 2.648 decesos. Afortunadamente, estos datos no fueron a más a medida que la población fue recibiendo la pauta completa de la vacunación.
Tres años y casi cuatro meses después de esa declaración de alarma, el Boletín Oficial del Estado publicó el fin de la crisis sanitaria integrando el Ministerio de Sanidad el Covid-19 en el marco de una infección respiratoria aguda más que convive en la sociedad, donde yace aún en este cuarto aniversario.
Los aplausos a los sanitarios, las videollamadas o las pérdidas de seres queridos son parte del pasado, pero también de la historia. La misión ahora es mantener las medidas adecuadas para que la distancia social no haya que respetarla entre personas, sino frente al virus.