Sin un favorito claro entre Kamala Harris y Donald Trump, y con las encuestas manejando cifras en un frágil equilibrio, las inminentes elecciones presidenciales en Estados Unidos pueden decidirse una vez más por un puñado de votos y los de la comunidad latina, que representa un quince por ciento del electorado, pueden resultar clave.
Más de 36 millones de latinos, de los 65 millones que viven en Estados Unidos, están habilitados para participar en estas presidenciales. Son el grupo racial y étnico con mayor crecimiento desde las últimas elecciones, siendo así que cada año alrededor de 1,4 millones de hispanos obtienen el derecho a votar.
Se trata de un grupo de votantes muy disputado, al igual que muy heterogéneo, que se concentran principalmente en los estados de California, Texas, Nevada, Florida, Nueva York, Pensilvania y Arizona, si bien es en Nuevo México donde se alcanza el mayor porcentaje de electores latinos, con el 45 por ciento.
Tradicionalmente, los ciudadanos de origen latino han votado sobre todo demócrata, si bien en los últimos años se han reducido esas distancias y el expresidente y candidato republicano, Donald Trump, ganó terreno en 2020 entre esta parte del electorado.
Sin embargo, el electorado latino cuenta también con menores tasas de participación que otros grupos, debido, entre otros factores, a que se trata de una población que es demasiado joven para votar, o bien no cuentan todavía con la ciudadanía estadounidense para poder hacerlo.
Dos maneras de captar el voto latino
Existe una gran diversidad entre los intereses y aspiraciones de la comunidad latina de Estados Unidos, por lo que dividir el voto por grupos étnicos es para muchos una forma errónea de establecer dinámicas entre los votantes, que en el caso de los hispanos, suelen votar en línea con el sentir popular del resto del estado.
Es el caso, por ejemplo, de la comunidad cubana en Florida, que al igual que el resto del estado se decanta por los republicanos, o en California, donde los hispanos, principalmente de Centroamérica, suelen votar demócrata como el resto.
En ese sentido, la retórica antinmigración de Trump no le ha privado de conseguir cada vez más el apoyo de los latinos, en especial el de los hombres, según un estudio de 'The New York Times' que establece que el apoyo hacia el Partido Republicano ha crecido en comparación a otras elecciones.
Trump no ha variado sus ideas, ni ha concedido gestos a los latinos, a quienes confía seducir como al resto, con promesas de fortalecer la economía estadounidense con medidas proteccionistas, desregularizando el mercado, bajando impuestos y persiguiendo el crimen, al que en muchas ocasiones vincula precisamente con la inmigración.
Según las encuestas, la principal preocupación de los votantes latinos es la economía, al igual que la gran mayoría del resto del electorado, por lo que la campaña de Trump no se ha molestado en dirigirse a ellos en otros términos, incluida la escasa presencia del español durante la campaña.
Mensajes racistas
El evidente interés por atraer al electorado latino no ha evitado declaraciones de tinte racista como los pronunciadas por humorista Tony Hinchcliffe, conocido como Kill Tony, quien en un mitin de campaña de Trump en Nueva York se refirió a Puerto Rico como esa "flotante isla de basura" y reprochó a los latinos de forma soez el hecho de que les encante tener bebés.
Por su parte, de la campaña de la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, se extraen más mensajes apelando al sentido de identidad de esta comunidad y la vicepresidenta ha prometido mejorar la situación laboral de los millones de trabajadores latinos, entre ellos los que se encuentran en situación irregular y que trabajan especialmente en labores agrícolas.
Del mismo modo, ha identificado la falta de acceso a oportunidades entre los latinos como uno los principales factores de discriminación. Para ello, ha prometido nuevas ayudas a emprendedores, para tener acceso a la vivienda, e incluso eliminar como uno de los requisitos para poder optar a más de 500.000 puestos públicos el hecho de contar con título universitario.
En las presidenciales de 2020, el 59 por ciento de los hispanos votó por Biden, que logró hasta el 63 por ciento en Arizona, uno de los estados clave que pueden definir el sentido de unas elecciones muy ajustadas en las que el sentido del voto latino continúa siendo una de las principales incógnitas, con las encuestas dando una ligera ventaja a Harris.