Tira y afloja por el arreglo del Anexo Paulino Lorenzo

J. M. Loeches
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El Ayuntamiento es partidario de esperar para realizar un remozado más completo, cumpliendo los plazos del proyecto, mientras que el CD Toledo insiste en su arreglo inmediato

La instalación requiere un cambio de césped - Foto: David Pérez

Lo que no se puede discutir es que el césped del Anexo Paulino Lorenzo necesita un cambio. Su estado es incompatible con el desarrollo de la competición en algunas zonas, pero el Ayuntamiento de la ciudad y el CD Toledo no se ponen de acuerdo en la actuación ni en los plazos, lo que está generando un tira y afloja entre ambas partes.

Desde el consistorio, ahora regido por el bipartito PP-Vox, podían haber hecho uso de un proyecto planteado por el anterior equipo de Gobierno del PSOE que incluía una actuación en el campo, enfocada principalmente en la sustitución de la superficie sintética. Sin embargo, el Patronado Deportivo Municipal considera que la reforma debe abarcar también a los vestuarios y a la valla perimetral, que ha recibido ya avisos de apercibimiento por parte de la Federación de Fútbol de Castilla-La Mancha por el riesgo que supone para los jugadores.

Esta postura supone esperar muchos meses más, irse a 2024, para cumplir los plazos de licitación y aprobación del nuevo proyecto. Sin embargo, en el CD Toledo entienden que la actuación debe ser inmediata, no más allá del mes de diciembre, porque hay partes que se encuentran impracticables.

Por eso, los dirigentes del club verde han planteado al Ayuntamiento un parcheado de esas zonas, cuyo coste correría a cargo del propio Toledo. El Patronato no cree que sea algo aconsejable, sobre todo porque lo considera un trabajo provisional cuando en unos cuantos meses se llevaría a cabo el remozado definitivo.

Al tratarse de una instalación de titularidad municipal, el CD Toledo está obligado, evidentemente, a pedir permiso al Ayuntamiento para realizar cualquier tarea. El PDM y la concejalía de Deportes no están por la labor de dar luz verde a lo que consideran una chapuza, y prefieren seguir con el curso normal de la reforma planteada por su parte.