Una limpiadora de los aseos públicos del parque de Vega fue la encargada de dar la voz de alarma. Vio a un grupo de jóvenes trapichear en uno de los baños y sospechó, por lo que cuando se marcharon procedió a ver qué habían estado haciendo; pero para nada se esperaba encontrar oculto en la cisterna del inodoro un machete de grandes dimensiones.
Todo ocurrió a comienzos del pasado mes de marzo, y la mujer no pudo más que pensar en el conocido como crimen de Halloween, el asesinato sinsentido de un joven de 21 años en un parque del barrio del Polígono de un machetazo en el cuello en un presunto robo con violencia por 10 euros que luego quedaron tirados en el suelo.
La Policía Judicial no tardó en acudir a la zona en compañía de la científica, procediendo a la retirada del arma para su posterior investigación.
Semanas después de este descubrimiento, ha quedado del todo descartado por parte de la Policía Nacional que se trate del arma empleada en el asesinato de 'Loren', ya que no concuerda con la descripción dada tanto por el testigo presencial como por un grupo de menores que también se topó con el supuesto autor del crimen, ni tampoco se ha encontrado en el filo ningún rastro de ADN. Pero su hallazgo ha encendido las alarmas antes lo que es sin duda la primera incautación en Toledo de armas tal y como las ocultan las bandas latinas en la vecina Madrid.
Según datos del II Observatorio de Bandas Latinas en la Comunidad de Madrid, realizado por el Centro de Ayuda Cristiano, entidad que ayuda a rehabilitarse a estos jóvenes, la pandemia de coronavirus ha doblado el número de pandilleros en España, pasando de 1.200 a 2.500 según sus estimaciones.
Sus núcleos principales están en la propia capital de España, Barcelona, Zaragoza, Valencia y Mallorca, pero sus actividades están muy repartidas por todo el país.
Por su parte, la Policía Nacional reduce sensiblemente estas cifras, pero estima que solo en la comunidad de Madrid hay unos 400 pandilleros activos.
En la provincia de Toledo se conoce la existencia de dos núcleos principales, supuestamente desarticulados por la Guardia Civil en los dos últimos años. Ambos se concentran en localidades de La Sagra.
El primero de ellos tiene como protagonista a la conocida como banda latina de los Blood (sangre), que tenía «soldados» (como así denominan a algunos de sus miembros) en la zona de Yuncos.
La Guardia Civil realizó varias detenciones en octubre de 2021, en la conocida como Operación Laya, que se saldó con 14 detenidos por toda España, entre ellos los dirigentes, con edades comprendidas entre los 18 y los 34 años.
El segundo núcleo de pandilleros lleva años asentado en la zona de Seseña. En junio de 2021 la Guardia Civil detuvo a cinco miembros de la banda latina Dominican Don't Play (DDP) por intento de homicidio en el barrio del Quiñón. Y más recientemente, a raíz del asesinato de dos jóvenes en Madrid el pasado mes de febrero, la Guardia Civil detuvo a 11 miembros de los DDP asentados en Madrid y Seseña, tres de ellos como presuntos autores materiales del asesinato de un joven de 25 años en Usera.
Así, la aparición del machete oculto en la Vega ha puesto en alerta a la Policía, que tiene constancia de que en los últimos meses bandas latinas se han intentado asentar en Olías. Existen algunas denuncias al respecto, pero el hecho de que se trate de menores de edad complica las investigaciones.
Muchos de esos jóvenes que flirtean con bandas latinas se desplazan a Toledo capital para salir los viernes y sábados, y es ahí donde podría entrar en juego el hecho de que escondieran un machete en la Vega.
«En Toledo no hay bandas latinas asentadas... de momento. Pero se sabe que en Olías y en el Polígono ya hay gente que anda con machetes», confirma a La Tribuna un agente de policía.
Además, en el Polígono residencial se tiene identificado al menos a un miembro de la banda de los Trinitarios, que se ha trasladado a vivir a la ciudad procedente de Madrid.
Las bandas latinas están formadas por jóvenes, muchos menores de edad, de entre 13 y 16 años, de nacionalidad española y orígenes diversos. Ser sudamericano ya no es, ni mucho menos, una tónica dominante, pero mantienen su nombre de 'latinas' por su origen.