Alberto Núñez Feijóo arrancó y terminó su discurso de investidura de la misma manera: criticando los posibles pactos de Pedro Sánchez y defendiendo que podría ser presidente si quisiera, pero no a cualquier precio. En medio, una batería de promesas electorales y una reivindicación de su perfil autonomista. En este sentido, el líder del PP recordó que en las últimas semanas ha hablado, además de con los partidos políticos, con los presidentes de las comunidades autónomas que quisieran aportar ideas al pacto territorial que propone. Así, añadió que ha mantenido reuniones con el lehendakari vasco, del PNV, con los trece presidentes autonómicos de su partido, con el jefe del Ejecutivo canario, de Coalición Canaria, y con el socialista Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha.

Lamentó, sin embargo, no haber podido hablar con «aquellos que no han querido» como son el caso de los presidentes de Cataluña, Navarra y Asturias.

Haciendo un guiño a las autonomías, con la esperanza puesta en lograr esos cuatro votos que necesita para hacerse con la Presidencia del Gobierno, Núñez Feijóo señaló en su discurso la importancia de defender una negociación «justa» de la PAC, de «acuerdo con las necesidades de los ciudadanos de Castilla-La Mancha».

Del mismo modo, en otros asuntos de vital importancia para esta región como son el agua, la lucha contra la despoblación o la financiación autonómica -aunque aquí no mencionó expresamente a la región, pero sí son problemas que están en la agenda política de García-Page-, Feijóo se comprometió a aprobar para Aragón un Plan Pirineros y ayudas contra la despoblación, así como la firma de un modelo de financiación «justo» para la Comunidad Valenciana.