El amor, la defensa y la empatía del Papa Francisco por los pobres será una de las características principales de su legado, ahora y siempre. Así lo decía en sus intervenciones o en sus proclamas: «Dejémonos evangelizar por ellos, puesto que tienen un conocimiento directo de Cristo sufriente. Por otra parte, también debemos descubrir a Cristo en ellos, prestar nuestra voz a sus causas, ser sus amigos, escucharlos y aprender de la sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través suyo», recordando que al pobre hay que «recibirlo, acompañarlo e integrarlo».
Estas palabras, o similares, fueron las que intercambió con el centenar de personas de Cáritas Diocesana procedente de la Diócesis de Toledo, en la visita por el 60 aniversario de la institución. Fue el pasado mes de diciembre, y en ella participó Ricardo Riesco, director de Cáritas Interparroquial Talavera, junto a su esposa, Cristina Sánchez, quienes definen el encuentro con el Santo Padre «como el regalo de nuestras vidas».
Riesco recuerda sus manos, su sonrisa «bonachona» y la humildad en sus palabras, un encuentro marcado para siempre en su memoria al ser un papa «que nos ha dejado huella a todos». En la visita, en El Vaticano y durante alrededor de hora y media, departieron con el Pontífice sobre la labor de Cáritas, «del que era un enamorado», indica, «nos dio una serie de proclamas preciosas y nos levantó el ánimo, y el amor que tenemos que practicar los católicos y todos los cristianos para ayudar a millones de personas que están sin nada». Entre ellas, recuerda que el papa les dio unas pautas de «cómo deberíamos ser, nos dijo que ya sabíamos que lo más importante era que los pobres se sientan socorridos, que les acojamos, y que es un sentimiento de amor profundo que tenéis que divulgar e imagino que lo estáis divulgando, dijo».
Forma parte de su legado, no solo el amor por los más necesitados, sino también la proximidad, la humildad y el trabajo, indica el director de Cáritas. En su opinión, el Papa Francisco ha dejado claro que «lo más importante de la Iglesia Católica es hablar con los pobres, mantener con los pobres una empatía» y así lo demostró en diferentes situaciones.
El encuentro con el Santo Padre fue todo un regalo y muestra de la cercanía de Francisco, «como si estuviéramos en nuestra propia casa y él, como un amigo que conocemos desde hace años».
Riesco y su esposa reconocen la «suerte» de haber contado en estos años con el papa Francisco, y también con Juan Pablo II, al que también se sentían unidos, dejando ambos una «huella inenarrable». Cáritas es la casa de los pobres y Francisco, el papa de todos ellos.