No es una moda pasajera, por fin, que cada día veamos más muñecas ataviadas con pulseras con los colores de la bandera nacional. Lo malo es ver cómo muchos se ven afrentados por ello y reaccionan violentamente. No son pocos los que prefieren llevar los colores de la republicana, la cubana o incluso la foto del Che antes que reconocer la enseña nacional como elemento representativo y democrático de su propio país.
El que se sienta insultado por ello, quien profiera maledicencias contra aquel que luzca orgulloso los colores de nuestra bandera, recogidos y reconocidos en la Constitución y cuyo valor y honor procede de cientos de años de miles de españoles que pelearon y pusieron su vida al servicio de nuestro país, tiene un problema bastante grave de ignorancia o incluso conciencia.
Proferir soflamas en favor del Ché Guevara, o de Fidel Castro, a favor de la república española y los gobiernos de Largo Caballero y sus secuaces, incluso cánticos a favor del terrorismo vasco, en nuestro país, es lo más normal. Tratan de vendernos que son defensores de la paz social y conquistadores de derechos, nos encontramos con muchos ejemplos de trols y bots pro-comunistas sólo con dar un par de paseos por las redes sociales. Internet se está convirtiendo en esa gran cloaca donde cualquier anónimo puede amenazarte y quedar impune, mientras que te genera la duda razonable sobre si tu vida está en riesgo por culpa de un cualquiera.
Pero también están surgiendo aquellas personas que, a través de documentación, fuentes históricas veraces y publicaciones constantes, que todo el mundo puede entender, están tirando abajo todos esos grandes velos que, tradicionalmente, han creado un complejo de inferioridad de manos de nuestros históricos contrincantes geopolíticos. Ha llegado el momento de romper las acomplejadas cadenas que nos impusieron.
Son muchos los avances alcanzados gracias a españoles que fueron transgresores, que fueron más allá, que alcanzaron la gloria gracias al conocimiento, la investigación, la experimentación e, incluso, el sacrificio por la Madre Patria.
Dando un paso al frente siempre ha habido voluntarios para empezar un camino que otros han continuado y han logrado llegar a buen término. Es arduo el camino para erradicar décadas de Leyenda Negra, pero qué buena conquista supondrá recordar lo que hicieron nuestros ancestros.