Ceramista convencido y reconocido

Lola Morán Fdez.
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Fernando Garcés, ceramista y docente en la Escuela de Arte de Talavera, ha sido distinguido con la Medalla al Mérito Artesano de esta edición por la Junta de Comunidades de CLM

Ceramista convencido y reconocido - Foto: Manu Reino

El 4 de octubre Fernando Garcés recibió una grata sorpresa al descolgar el teléfono y escuchar a la consejera de Economía, Empresas y Empleo, Patricia Franco, comunicarle que el Gobierno regional le ha concedido la Medalla al Mérito Artesano de esta edición, reconocimiento que se le entregará esta semana coincidiendo con la inauguración de Farcama. Una noticia que supuso una «sorpresa» para Garcés, quien explica a La Tribuna que «son esas cosas con las que uno no cuenta». «Uno hace, uno trabaja, uno lo hace porque realmente le nace, cosas que ha hecho uno toda la vida, trabajar en cerámica y además de una manera muy directa», añade.

Originario del municipio aragonés de Calatorao, Garcés se asentó en Talavera de la mano de la cerámica, oficio que conoce desde muy joven, «antes de acabar incluso en el instituto», explica. Se matriculó en la Escuela de Cerámica de Madrid, «el sitio donde consideraba que podía aprender la técnica cerámica para hacer esas piezas que yo veía en los museos, que me resultaban atractivas, esas piezas que se podían usar, en las que tú mismo trabajabas y te reflejabas, te ayudaban a entender mucho mejor lo que veías en los museos, las transformaciones que sufrían los materiales en el horno», relata este artesano.

Para él suponía ya entonces «una actividad muy placentera, muy atractiva y que tenía muchas posibilidades». Tras su formación en Madrid, llegó a esta ciudad tras obtener una plaza de maestro de taller en la Escuela de Arte de Talavera, donde sigue ejerciendo en la actualidad como profesor de técnicas cerámicas.

Garcés ha estado siempre «muy implicado» con el mundo de la cerámica y su labor ha sido reconocida con su incorporación a la Guía de Artes y Oficios de Excelencia Artesana. Organizador de numerosos eventos ligados a este oficio, el ceramista ha expuesto también en multitud de espacios y ha tenido contacto con ceramistas de distintos países, en especial de Inglaterra, Irlanda, Estados Unidos y Canadá. Experiencias a raíz de las que surgen «ocasiones en las que la cerámica de Talavera también llega a esos sitios», como Hungría y Budapest, donde expone piezas en la actualidad.

Al final, «todo suma» y «siempre hay alguien que se fija en ti y acaba en una medalla por aquello de llevar Talavera fuera de nuestras fronteras y donde uno va consigo», explica sobre la concesión de este galardón que otorga el Gobierno regional.

Su obra, como precisa, «no se parece mucho a lo que cualquiera podría entender como cerámica de Talavera, pero no deja de ser cerámica que ha nacido en Talavera, que lleva muchos años y que también se ha hecho su hueco». Al respecto, Garcés asegura que, si bien el resultado final de su trabajo «no es el que uno tiene en mente» cuando piensa en la cerámica de Talavera, «los procesos no dejan de ser los mismos». 

Así, el torno es la principal herramienta, los sistemas de cocción son los mismos y los materiales son muy parecidos, tal y como señala este ceramista, quien recuerda que la técnica talaverana es la sobrecubierta, con una serie de procesos y patrones «que se han ido heredando poquito a poco».

«Ya no es solamente la técnica, es un imaginario de motivos y elementos decorativos que en mi caso desaparecen», dando lugar a otros como «las huellas de las manos, las formas se reducen a la mínima expresión buscando esa simplicidad, esa pieza sobre todo básica, sencilla, donde lo importante es la esencia de los objetos y los acabados».

En cualquier caso, la cerámica «parte de una tradición que, por muy contemporánea que sea esa obra, si no está anclada en la tradición y no evoca esos recuerdos, esos momentos, esos lugares y esas técnicas al final es fría». Por ello, sostiene que, aunque  sencillas, «cualquiera de mis obras sí que está muy enraizada con la tradición, con los procesos, con las formas, con los colores».

Además, Fernando Garcés apuesta por utilizar «materiales del lugar, como las cenizas, las arcillas, en lugar de utilizarlas como elemento para construir un soporte, acaban siendo recubrimientos, materiales que acaban siendo vidriados con los que las piezas cogen otro aspecto y acaban ligados también al lugar donde nacen».

Labor docente. Además de trabajar en su estudio en la calle Mesones, Garcés, maestro de taller de técnicas cerámicas, es docente desde hace más de 30 años en la Escuela de Arte de Talavera. Desde allí busca «dar a conocer a los alumnos todas las técnicas posibles, las referencias, que conozcan los procesos y que sean capaces de hacer una obra basada en la tradición pero siempre pensando en el momento en el que vivimos».

Esta apuesta por la contemporaneidad es una marca de su obra, que parte de la cerámica tradicional y ha ido evolucionando de manera paulatina «hacia un trabajo más personal, más diferente, pero sin olvidar nunca lo que es la tradición de la cerámica española».

Desde su posición de maestro, Garcés confirma que si bien ha habido una temporada en la que el aprendizaje de la cerámica se vinculaba más a «una parte más lúdica, más terapéutica, más ocupacional», en la actualidad «hay personas que tienen su vida laboral resuelta, que tienen sus estudios previos y pretende estudiar cerámica con unas salidas más profesionales».

Para Garcés, la cerámica es «una necesidad» y forma parte de «nuestro patrimonio» y, como tal, «alguien tiene que encargarse de él». Además, tiene «muchas posibilidades en todos los terrenos», tanto artística como industrial y de autor, esta última sobre la que se asienta su obra. Insiste, no osbtante, en que la cerámica «necesita mucho tiempo de aprendizaje y muchos conocimientos».