La selectividad sigue siendo uno de los quebraderos de cabeza para los jóvenes españoles. El malestar que viene gestándose en los institutos debido al retraso por parte de las comunidades a la hora de anunciar cómo serán los nuevos exámenes de la prueba ha generado durante las últimas semanas movilizaciones en secundaria en muchas ciudades del país.
Pese a que la mayoría de las regiones han publicado los ejemplos de la nueva selectividad -que se celebrará la primera semana de junio de 2025-, donde solo habrá un modelo de ejercicio por asignatura, todavía existen grandes diferencias, sobre todo a la hora de dar mayor o menor opcionalidad y de puntuar cada bloque.
Después de que los rectores de los 17 distritos universitarios consensuaran una propuesta de «mínimos» para que las comisiones coordinadoras de cada comunidad siguieran unos criterios, lo cierto es que las estructuras, las puntuaciones y la optatividad de los exámenes es bien distinta.
La «Ebau común» que proponían las autonomías gobernadas por el PP solo ha cuajado en la fórmula que debe aplicarse para penalizar las faltas de ortografía, que en el caso de Lengua Castellana y Literatura será de 0,25 puntos, pero a partir de la segunda falta. Sin embargo, es un criterio bien distinto al del País Vasco, que quitará 0,10 puntos por cada error de este tipo.
Historia, la más dispar
Por asignaturas, Historia de España es la que ha mostrado más diferencias entre los modelos de examen publicados por al menos por 11 comunidades, con cambios en la puntuación y en el formato.
Así, mientras las propuestas de Galicia, Aragón o País Vasco son más competenciales, los modelos de Madrid, Castilla y León, Murcia o Cantabria son más memorísticos. La Universidad de Zaragoza, por su parte, apuesta por una prueba orientativa que incide en la necesidad de «razonar» para responder tres preguntas obligatorias sobre España y su relación con Europa.
Además, aunque la mayoría de los exámenes de Historia de España tienen tres o cuatro partes, sobre cuestiones cortas y definiciones, fuentes históricas a analizar y temas a desarrollar, la formulación y puntuación es dispar.
Madrid propone un primer apartado con opciones para responder con hasta 15 líneas. «Organización de trabajadores para proteger sus intereses laborales y profesionales: a) Gremio, b) Ludismo, c) sindicato», es uno de los ejemplos a resolver. No obstante, en Castilla-La Mancha, el primer apartado es tipo test y el alumno puede elegir seis preguntas de ocho.
Distintas calificaciones
También la puntuación de los bloques varía según regiones, ya que mientras en algunas el mismo apartado de preguntas puede contar cuatro puntos, en otras se puntúa con tres o incluso puede llegar a cinco.
En Murcia, por ejemplo, el modelo del mencionado examen de Historia de España consta solo de dos partes: una primera que califica con cuatro puntos y otra segunda que valora con seis y que, además, da a elegir entre dos temas, uno del siglo XIX y otro del XX.
Por su parte, Cantabria presenta tres apartados, pero con una optatividad del 50 por ciento entre cuestiones de cada bloque, al tiempo que la propuesta de Valencia también da a elegir siempre entre dos opciones en cada pregunta.
Algo similar sucede en Andalucía, que presenta su examen en tres bloques, aunque cada uno de ellos menos extenso en cuestiones que las que propone, por ejemplo, el modelo madrileño.
Quedan muchas dudas por resolver sobre la nueva Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). Algunos de los detalles sí confirmados son que la duración de los ejercicios será de 90 minutos y que la penalización máxima por faltas de ortografía será de dos puntos para los ejercicios de Lengua y Literatura II y lenguas cooficiales; de 1,5 puntos en lengua extranjera, y de un punto para el resto de materias.