La Candelaria denuncia la tala "imprevista" de 18 pinos

J. Monroy
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Asociación y vecinos de Azucaica están preguntando al Ayuntamiento el porqué de esta acción, no prevista en el proyecto del arenero. Insisten en que este no será la solución para el arroyo

La Candelaria denuncia la tala de imprevista de 18 pinos

La primera fase de la solución municipal a los problemas de inundaciones de Azucaica por el arroyo Lazo está trayendo más sinsabores a los vecinos que alegrías. Por un lado, ha insistido la Asociación de Vecinos 'La Candelaria', en el barrio se ve la actuación, un arenero de 485.973 euros, como «un parche», convencidos todos allí que la solución tiene que venir por una completa canalización del arroyo. Además, la obra está dejando daños colaterales, como la tala, una prevista, y otra imprevista, de 18 pinos en la zona.

Explica el presidente vecinal, Víctor Fernández Jara, que es cierto que en el proyecto inicial se talaban árboles, pero la Asociación ha detectado que en estos momentos ya se han talado 18 pinos que, según el proyecto, se tendrían que respetar, «y no sabemos por qué , a nosotros nadie nos ha llamado para explicárnoslo». Aquello «es un desierto ahora mismo», y los vecinos al pasar por la zona se enfadan, tanto con el Ayuntamiento, como con La Candelaria, por consentirlo. «Pero no es que la Asociación lo haya consentido, fue la primera en oponerse», apunta su presidente.

Fue en la reunión del equipo de Gobierno con la Asociación, previa a las fiestas, cuando el Ayuntamiento presentó a los vecinos esta actuación, que hasta ese momento desconocían, más allá de un anuncio público del alcalde, Carlos Velázquez. Allí La Candelaria volvió a presentar sus reivindicaciones del arroyo o de reposición del arbolado destruido por Filomena.

La Candelaria denuncia la tala de imprevista de 18 pinosLa Candelaria denuncia la tala de imprevista de 18 pinosPor su parte, el Ayuntamiento presentó el proyecto del arenero. Ya en ese momento, apunta Fernández Jara, «nosotros vemos que hay que talar muchísimos árboles». Se trata de ejemplares plantados hace más de tres décadas por la propia Asociación, con Andrés García Borja al frente, y sus miembros actuales no pudieron por menos que oponerse. La respuesta municipal fue que no quedaba otra opción, si se querían evitar inundaciones con esta balsa de sólidos que impediría que las tuberías se colmaten de tierra y evitará que salten las alcantarillas.

A cambio, el Ayuntamiento anunció que replantaría el doble de los árboles talados. Pero serán árboles jóvenes, «que hasta que lleguen a la altura de los actuales, tendrá que pasar veinte o treinta años». También está la duda si se contará con estos 18 árboles cortados, que no se recogen en el proyecto. El problema, apunta el portavoz vecinal, es que no hay respuesta municipal a sus quejas.

Canalización. Más allá de los árboles, Fernández Jara apunta la desconfianza de Azucaica con que esa balsa de sólidos acabe con las inundaciones y fugas. «No somos ingenieros», apunta, pero su apuesta sigue siendo la canalización completa del arroyo hasta el río Tajo, «creemos que no va a funcionar, porque el problema no está ahí».

Porque durante la última DANA, argumenta, el agua saltó la autovía y la CM-4001, y llegó a la calle; «si vuelve a pasar, ¿qué me va a solucionar el arenero?». Además, la actual canalización del arroyo está rota «y la calle está hundida entera». Fernández Jara ha comprobado personalmente que, unos metros detrás del arenero, los primeros cinco metros al menos de canalización están desencajados, con fugas de agua ya desde ahí.

Así que con las fugas el agua sigue arrastrando la arena, y siguen saliendo agujeros y hundimientos en las calles de Azucaica sobre esta canalización. Para su disgusto, «Tagus, en lugar de arreglarlo han echado cemento encima, pero por debajo sigue estando hueco».

El problema, confirmó Velázquez en la reunión con la Asociación, es que en estos momentos no está contemplada la desviación y soterramiento del arroyo. Sería en una segunda fase por la calle de la piscina. Pero su puesta en marcha no dependía ya del Ayuntamiento, sino de otras administraciones, al tratarse de una cañada real.

Ante estas circunstancias, y en vista de los precedentes con el arroyo, Fernández Jara se muestra muy escéptico, con esa segunda fase, que podría no haber llegado al término de la legislatura.