El Redentor mira cara a cara a las nubes

Galán
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El Cristo Redentor aprovechó la tregua del cielo para iniciar su marcha de Miércoles Santo. La lluvia pilló a la procesión a medio camino y la hermandad cubrió a su imagen con un plástico para llegar al final del itinerario

Fue un Miércoles Santo pasado por agua. Tenía el precedente del Cristo de la Humildad, que tuvo que cancelar su penitencia por la lluvia, pero los hermanos de Santo Domingo El Real aprovecharon su momento. Llegaban las 23:30 horas de la noche y las nubes les estaban dando una tregua. Leve chispeo, algún indeciso con el paraguas, pero camino despejado. El capítulo de caballeros del Cristo Redentor emprendió su marcha hacia los Cobertizos.

El tambor desafinado que lidera la procesión iniciaba un camino que iba a mayor velocidad de lo que el espectador está acostumbrado a contemplar, conscientes de que la noche podría cambiar de un momento a otro. Y así lo hizo. Poco a poco, la lluvia comenzó a ser más y más presente hasta tener que tomar riendas en el asunto.

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La hermandad cubrió a su imagen. Un gran plástico protegió al Redentor y a la imponente cruz que le acompaña sobre su hombro. El capítulo continuó su itinerario para llegar de nuevo a su templo ante la atenta mirada de cientos de toledanos, que asistían a su puesta en escena sin importarles las gotas que caían sobre su ceño.
Los hermanos ganaron este año seis nuevos miembros ataviados con la indumentaria típica, túnica  blanca, esclavina negra, una cruz de madera en el pecho y un farol que alumbra el camino. La campana de hierro forjado que portan dos caballeros penitentes, marcando los tiempos del rezo del Miserere, continúa siendo una de las señas de identidad de la procesión. Una de las más solemnes de la Semana Santa toledana.

ARCHIVADO EN: Semana Santa