No era consciente de que hoy -ayer ya para usted, atento lector-, es 20-J, aniversario de la manifestación que montamos en Talavera para decir que hasta aquí habíamos llegado con el Tajo y sus ríos. He hablado temprano con Fernando Bernácer en la Radio de Castilla-la Mancha sobre el Tajo, sí, pero sobre el aniversario de la prohibición del baño en Toledo y el escandaloso informe sobre la calidad de sus aguas inmundas elaborado por la Cátedra del Tajo. Luego hemos pasado a los chotacabras pardos y a las hormigas legionarias del Sahel… Pero no era consciente del día y menos del aniversario. Sí, es cierto, esta madrugada al poner la fecha sobre los primeros papeles me ha venido algo como un barrunto, y me he quedado un par de segundos paralizado, con la pluma esperando entre los dedos.
No he sido consciente hasta que me ha llamado Lola de La Tribuna y me lo ha dicho. He dejado las transmitancias y los puentes térmicos y esas cosas, y hemos hablado sobre lo que usted podrá leer un poco más adelante –o clicando no sé dónde, todavía en asuntos de periódicos y libros y de todo lo que tenga letras, en general, sigo siendo de papel. Después me he quedado pensando un rato, no mucho, en el tiempo pasado, en los recuerdos de aquel día. Y de los anteriores. Y he buscado la foto con Miguel Méndez en la que estamos los dos sobre la tarima, al final, sonrientes y satisfechos. Y se la he enviado al wasap. Luego hemos hablado un rato. Pero no de recuerdos, sino de futuro. De viajes pendientes, de territorios por explorar, de esta Talavera anémica y acuchillada que, pese a todo, nos sigue doliendo. Quince años ya.
El 20 de junio de 2009 debe ser recordado como un día importante para Talavera y para el Tajo. La manifestación fue el resultado de un esfuerzo colectivo, de muchas y muchos, pero sobre todo de la rabia de Talavera de la Reina y de las gentes del Tajo, sometidas a un expolio y olvido imperdonables. El Tajo no existía, el trasvase era algo natural, y que el río fuera un albañal en Toledo y Talavera, y un hilo de agua en Aranjuez, simple consecuencia que debíamos soportar. Éramos parias, ciudadanos de tercera. Y dijimos claro y alto que no. Que se acabó.
Puede que el balance, 15 años después, no sea lo positivo que debería ser. Y las razones ya las he escrito aquí durante años, cansina y crudamente. Pero aunque sea a empujones, a golpe de sentencias, con el pequeño núcleo de ciudadanos que seguimos empujando, las cosas van cambiando. ¿Queremos que sea más rápido? Para ello deberíamos replantearnos, como ciudadanos y como sociedad, muchas cosas. En especial, por eso de que somos más y por lo que debemos a nuestras ciudades, en Toledo y Talavera.
Pero hoy no es el día para escribir de ello. A mediodía ha caído una tormenta y he dejado que el agua me moje. Y he recodado la garrafa de agua del Tajo que nos echamos por encima Miguel y servidor al terminar la manifestación. Sí. Un día para no olvidar, y darme cuenta que aún sigo en ello. En el Tajo y sus corrientes verdes y profundas.