Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Abyecta indefinición

31/07/2024

No nos cansamos de oír, todos los días, que vivimos en mundo muy polarizado en el que parece que vivimos en un estado de continuo hastío, hartazgo, cabreo o modo "hastaelultimopelo" constante.

Pero no es así, vivimos en la indefinición. Estamos tan hartos de nosotros mismos, del escaparatismo hipócrita que nos rodea, que directamente vivimos de perfil. Cuando las cosas se ponen tiesas, nos callamos. Cuando la situación se tensa, nos damos la vuelta y miramos hacia otro lado. Cuando el ruido es mayor, nuestra capacidad de aguante se supera y somos capaces de tragar hasta saciarnos por varias vidas.

Esa es la cruda realidad. No nos interesan las responsabilidades. No nos interesa ser coherentes. No nos interesa el sentido común. Sólo buscamos lo cómodo, lo fácil, lo que me permita mantener un perfil bajo y dentro de la sencillez que me permita no sobresalir en nada y vivir en una cómoda indefinición.

Nos pasa en las comunidades de vecinos, en las conversaciones en el supermercado, en el paseo matutino con los compañeros de partida de mus. No nos queremos mojar para evitar pronunciarnos, que nadie conozca dónde nos situamos para que no nos etiqueten.

Pero ¿quién es qué para etiquetar al resto? Sobre todo los que ejercen a todas horas su preponderante posición de tótem de "cuñadismo", aquellos que se las hacen pasar por ser culturetas, o intelectualoides que se permiten ser juez e impartir su doctrina falaz en redes o conversaciones vespertinas en canales de televisión.

Estar de perfil no te exime de ser responsable de lo que pasa, estar de perfil no te libra de la culpabilidad, porque el silencio, en demasiadas ocasiones, nos está llevando cada vez más cerca del precipicio. Para algunos teóricos de los añejos "carné en la boca" por encima de todas las cosas, no hay nada peor que el tan manido "yo de eso no sé" o el "de eso no me acuerdo" o "a mi eso no me afecta", para evitar dar la razón al interlocutor. Y luego añadir algún "¡pero!" que lleve el ascua a su sardina.

Vivimos en una abyecta, repugnante y soez indefinición, poniéndonos de perfil en los temas importantes y tratando de volcar toda nuestra hiel para machacar y ahogar al interlocutor que dice lo contrario.