Mazapanoir y las dosis exactas de los venenos

Á. de la Paz
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La sexta edición del festival de novela negra comienza con una ponencia sobre la presencia de los tóxicos en la literatura, incluidas sustancias como el cianuro, la estricnina o la cicuta

El ciclo se prolongará hasta el próximo viernes. - Foto: La Tribuna

La Biblioteca de Castilla-La Mancha acogió la sesión inaugural de la sexta edición del festival de novela negra Mazapanoir, un evento que se extenderá hasta el próximo viernes. La primera jornada incluyó una ponencia sobre la presencia de los venenos en este género literario, una aportación realizada por Maribel Garoz, profesora de Física y Química en el instituto de La Sisla.

La especialista subrayó que los venenos que se emplean con fines criminales son aquellos que carecen de propiedades organolépticas, resultan de fácil adquisición, son eficaces en dosis bajas, generan efectos que se pueden confundir con enfermedades triviales y han de ser solubles en comida y bebida. Garoz citó a Parecelso, un alquimista y médico suizo del siglo XVI, quien aseguró que «sólo la dosis hace el veneno», lo que supone que en pequeñas cantidades los compuestos pueden resultar curativos, mientras que en rangos superiores devienen en mortales.

Garoz enumeró los diferentes venenos existentes y los relacionó con algunas obras célebres de la literatura. La compareciente definió a Agatha Christie como «la autora que mejor ha manejado los venenos». Así, en El misterioso caso de Styles, la primera novela de la escritora británica, aparece la estricnina, una sustancia que también se ha empleado de forma habitual en algunos delitos acaecidos en el ámbito rural, dada la presencia habitual de este alcaloide en compuestos pesticidas o matarratas.

La atropina fue otro de los tóxicos referidos durante la charla. Se trata de una sustancia presente en Los trabajos de Hércules, otra ficción de Christie, que en las dosis adecuadas se utilizaba para dilatar pupilas o el embellecimiento de los pómulos, que se tornaban rojizos. La sustancia está considerada como la hierba de las brujas por sus efectos alucinógenos.

También la inglesa, referencia indiscutible de este género literario, abordó los efectos de la cicuta en el libro Los cinco cerditos, una obra donde el tóxico se mezclaba con cerveza.

Además, Garoz insistió en el papel que estas sustancias han desempeñado en las altas esferas políticas a lo largo de la historia. Tales son los casos del posible envenenamiento de Rasputín o del uso del polonio 210 como causa de la muerte de Aleksandr Litvinenko.

BIENVENIDA. La edil de Cultura del Ayuntamiento de Toledo, Ana Pérez, saludó la apertura del ciclo literario y aplaudió el esfuerzo de los organizadores por reforzar un evento que convierte a la ciudad en el «epicentro» de la novela negra.