El arroyo de Letur pasa a dos metros de la planta baja en la que vive Álvaro Alarcón. Este joven talaverano vive en la localidad albaceteña desde hace algo más de dos años y el martes 29 de octubre desde su casa vio sobrecogido como un torrente de agua de varios metros de altura se precipitaba sobre un cauce que normalmente no levanta un palmo de altura. «Yo desde aquí veo el arroyo y desde aquí veíamos como iba subiendo y subiendo», rememora para La Tribuna desde ese mismo piso.
Letur fue una de las dos paradas que hizo en Castilla-La Mancha la DANAque ha asolado Valencia. Ha habido seis muertos, los dos últimos localizados ayer mismo. Es la peor cara de una tragedia que ha tenido un fuerte impacto en una localidad de apenas un millar de habitantes, con un valioso casco histórico y un entorno natural privilegiado, que han permitido posicionarla en el mercado del turismo rural.
«La parte vieja es la más afectada», explica Álvaro una semana después de trabajar codo con codo con los vecinos de la localidad para limpiar las casas, retirar muebles y colaborar en lo que ha estado en su mano: «Estamos ayudando en lo que hemos podido». Fue desalojado con el resto de vecinos del edificio en las primeras horas de la catástrofe, pero pudo volver a su casa esa misma madrugada. No lo hizo solo, ahora la comparte con una vecina de la localidad que no puede volver a la suya.
Hubo casas que se las llevó el agua, otras que han quedado muy dañadas o en zonas muy comprometidas y a las que todavía no se ha podido acceder y algunas que han tenido que ser derribadas por los daños irreparables que presentaban. Las viviendas no son lo único dañado, del casco antiguo el agua se llevó por delante restaurantes y comercios, que sustentan el turismo que acude a la localidad. Por suerte, de la DANAse ha salvado la singular plaza de la localidad, situada en la parte alta de la misma, al igual que el supermercado principal. «Ahora en noviembre no hay mucha gente viviendo en el pueblo, si llega a pasar en verano podría haber sido mucho peor», apunta.
Aunque las administraciones se han volcado en la ayuda y en empezar a perfilar un plan de recuperación para Letur, Álvaro da por seguro que el pueblo será diferente. No obstante, de la adversidad también se sacan lecciones y en el caso de la DANAha dejado la de la solidaridad ciudadana y la hermandad entre los afectados. Este joven talaverano explica cómo se ha vivido la tragedia en Letur: «He visto vecinos ayudando a vecinos. He visto una solidaridad brutal entre la gente del pueblo».