De mentir está el mundo lleno, es decir, la mentira es lo que impera aun cuando por lo visto, lo que todo el mundo dice que lo que busca es la verdad. Pero, ¿Realmente que es la verdad?, o ¿quién tiene la verdad?, o aún más, ¿la verdad realmente es la verdad?, o aun a más, si seguimos en la mentira ¿es por qué, ciertamente, saber la verdad de las cosas, de las situaciones personales o generales, realmente es algo que no va a gustar? Porque, la verdad lleva a la coherencia y a la acción real, la que tiene que ser, a lo que se debería entender, a las oportunidades a quien se las merece, a la igualdad, a dar a quien realmente lo necesita o a saber que es lo correcto. Pero, lo lamentable es, que la realidad que vive la humanidad es que impera la mentira desde que el mundo es mundo y en concreto en un territorio no muy lejano, que, por lo visto en su acción de sus padres directores de los mandos de ese territorio, realmente lo que se experimenta primero por esas esferas altas, es una mentira constante como lenguaje de uso cotidiano, y luego por extensión el resto de la población de ese territorio, en su inmensa mayoría actúa así. Es decir, desde que se tiene uso de razón en el interior de la mayoría de las familias, en lo más íntimo de ellas, se experimenta y practica el uso de la mentira, y no el de la verdad, contraponiéndose a lo que se dice que se debe hacer. Me explicaré mejor, como dice el dicho «dime de que presumes y te diré de que careces», desde lo más íntimo, se integra en lo cotidiano el intento de ocultar, de no dar toda la información o de cuando se habla guardarse «cosas», o también en decir que te vas a comprometer para después nunca nada, pero hablar es gratis. Por ello, en lo más usual, en el fondo hablar y mentir es lo mismo, porque realmente quien habla con verdad y de corazón abierto, al final se le trata de «tonto» o «gili gallinas pequeñitas», dando pie a que, se le tome por eso, al que realmente es el que va con la verdad. Por eso, se dice que los niños dicen la verdad y por ello, hay que ir educándoles para que vayan aprendiendo el arte del engaño, con el axioma que si se usa bien, el no decir «toda» la verdad, pues estará más protegido, y así practicando ello, se llega a dominar todo, a ser alguien en la vida. Lo peor de todo, es que la mayoría de las personas que, han llegado a tener más responsabilidades que los demás, si rascas un poco, es a base de engañar, estafar, mentir, ser taimados, ser astutos y demás. Mientras quienes han ido por el camino de la verdad, como dice el mensaje cristiano, se queda en las partes bajas, en el rechazo y en el desprecio de aquellos, que además están aposentados en los «valores» (sus valores por supuesto), Proyectando al resto una vida de honor, rectitud y honradez, cuando lo real es otra situación, así el sistema está en este maquiavélico equilibrio, los de arriba sin ser auténticos diciendo que ellos nunca mienten…