Los colombianos Fermín y Sara viajaron a finales de mayo de 2021 al paraje de La Portiña en Talavera. A siete kilómetros del centro de la ciudad, los jóvenes participaban de una rave (fiesta) ilegal en pleno campo y todavía con medidas sanitarias en vigor por la pandemia de la covid-19. El ruido del grupo de unos 15 individuos motivó que el servicio de emergencias 112 recibiera un aviso, que desembocó en el envío de agentes de la Policía Nacional. Allí personados, los uniformados se incautaron de MDMA, ketamina y cannabis a los ahora procesados. Ambos comparecieron ayer en la Audiencia Provincial, con la presión de la confirmación de la petición de cinco años de prisión por un delito de tráfico de drogas.
La Fiscalía concluyó por las cantidades intervenidas por los agentes que el destino de la droga incautada a los jóvenes se destinaba a la venta a los participantes en esa fiesta al aire libre. La distribución de pequeñas cantidades en muchas bolsas, en el caso de Sara, y la intervención de 450 euros y los estupefacientes en las pertenencias de Fermín alimentan la acusación del ministerio público, que reclama cinco años de cárcel y una multa de 2.000 euros para cada uno.
Los abogados de Sara y Fermín, por su parte, pidieron la absolución para los encausados, quienes sostuvieron que la droga, entre otras tusi, iba destinada al consumo propio o de sus amigos. «Si se va días fuera, no es un disparate tener 450 euros», alegó el abogado de Fermín por el dinero intervenido.
Aparte de la absolución, los letrados anunciaron la petición de atenuantes por dilaciones y drogadicción en el caso de una sentencia condenatoria. La defensa de Fermín intentó insistentemente sembrar la duda sobre el pesaje de la droga; finalmente, una técnico admitió un fallo en el cálculo. Pero la Fiscalía sostiene que es irrelevante para la petición de prisión porque los gramos superan cualquier posibilidad de consumo propio.
Ni Fermín ni Sara recurrieron al turno de última palabra. Como estrategia, optaron a petición de la mujer por un interrogatorio postrero, después de la presentación de las pruebas. Los jóvenes explicaron que procedían de Madrid y acudieron a la convocatoria lanzada por allegado, Darwin, para una rave de varios días. «La droga era para mí y para mi grupo de amigos», vino a decir el procesado.
Fermín y Sara se conocían de las fiestas, pero expusieron el cambio experimentado en sus vidas. Él trabaja en un restaurante; ella es maquilladora.
Sara justificó su consumo de drogas por su proceso de separación de su pareja y argumentó que ahora está fase de deshabituación. «Estaba de fiesta constantemente», explicó en la sección primera de la Audiencia Provincial, encabezada por Juan Ramón Brigidano.