El arqueólogo Bienvenido Maquedano ha plasmado en un libro su extenso trabajo de investigación sobre la cerámica de El Puente del Arzobispo. Ese precisamente, 'La cerámica de El Puente del Arzobispo, es el título de un volumen de más de 500 páginas que se presentará este domingo 23 de marzo en el complejo Ferry's de la localidad, con la participación del consejero de Educación y Cultura, Amador Pastor, y la alcaldesa del municipio, Rocío Castro, que acompañarán al autor.
Se trata de una obra ambiciosa y original, editada por la Fundación Impulsa, que indaga en la historia y los aspectos que singularizan a la cerámica puenteña. Maquedano deja asentado en este libro, fruto de su tesis doctoral, dirigida por Jorge Honrubia en la Facultad de Letras de la UCLM, la marcada identidad de la cerámica de El Puente del Arzobispo, desde sus orígenes.
Unos orígenes que data en el siglo XV, por primera vez con apoyo documental, en lo que constituye una de las aportaciones de este trabajo: «Tengo atestiguada la fabricación de cerámica ya en el siglo XV en Puente. Y de cerámica vidriada, en la primera mitad del siglo XVI», explica el autor en conversación con La Tribuna.
Datos importantes que quedan asentados, junto con el contacto que existe desde muy temprano entre los centros alfareros: «Hubo un contacto muy fluido desde el siglo XVI entre talaveranos y puenteños. Y hay una cosa muy bonita, porque he encontrado documentación de puenteños en Puebla de México, en el siglo XVI». Hoy en día estos tres enclaves siguen hermanados a través de la tradición y de la declaración de Patrimonio de la Humanidad que comparten por sus técnicas artesanales de elaboración de la cerámica. «No eran compartimentos estancos, sino que los puenteños venían a Talavera, los talaveranos iban a Puente, todos iban a Sevilla, los sevillanos viajaban, los holandeses venían... O sea que hay un movimiento, sobre todo en el siglo XVI, de intercambio y de colaboración, también con los alfareros toledanos, que es muy interesante», explica el autor.
Identidad propia.
Puenteño de origen, Bienvenido Maquedano realiza una destacada aportación a la historia de una cerámica hasta ahora poco investigada, pero que se ha desarrollado a lo largo del tiempo con su propia identidad. No obstante, hay algo que hasta las últimas décadas no ha cambiado y que permite, sin lugar a ninguna duda, identificar la cerámica de Puente: el barro con el que se realiza. «Durante siglos, solo se sacó barro para hacer cerámica de un espacio muy concreto en el pueblo. Es decir, que tú con técnicas de arqueometría, con analítica, sí puedes identificar perfectamente si una pieza salió de ese terreno. Y si sale de ese terreno, es de Puente y si no sale de ese terreno, no es de Puente y probablemente sea de Talavera», explica el autor, sobre una práctica que se ha mantenido inalterable hasta las últimas décadas, cuando se ha generalizado la compra de arcilla a otros puntos.
«Si tú quieres realmente saber si una pieza es de Puente, con que tomes una muestra de la zona donde se está sacando el barro siempre y la compares con la arcilla cocida, te va a salir si es de ahí o no es de ahí», recalca. Maquedano lo sabe bien porque ha estudiado los hallazgos de todas las excavaciones arqueológicas que se han realizado en El Puente del Arzobispo. Eso permite clasificar piezas que pueden tener muchas similitudes, en formas o decoraciones, con otras de Talavera. «Entre el XVI y el XVIII hay algunas series que son exclusivas de Talavera y exclusivas de Puente, pero hay otras que son idénticas y que no se diferencian. Porque la calidad de los pintores es similar, porque los baños, las formas son iguales, y solo lo puedes diferenciar en las pastas».
Los azules ganan al 'mito del verde' de Puente
En su investigación, Maquedano desmonta el mayor mito en torno al color verde que se suele adjudicar a las decoraciones de Puente. Se empieza a utilizar a finales del siglo XVII y se populariza en el XVIII, pero en realidad en el análisis global predomina el azul. «Lo que más ha dominado en la historia de la cerámica de Puente ha sido el azul. El verde es casi una anécdota comparado con lo que hay en azul», asegura el autor, que desmiente el «mito del verde», según el cual se utilizaba el verde porque el cobalto necesario para los azules encarecía los esmaltes: «La teoría está bien, la práctica, no», afirma.
Fotos y mapas. Maquedano, que coordinó el Plan de Salvaguardia de la cerámica de Puente, recoge en el libro más de 2.000 fotos con muestras de restos encontrados en las excavaciones y aportaciones como los mapas con la ubicación de los alfares desde el siglo XVII hasta la actualidad, un inventario fijado también en plano de los hornos de leña que se conservan y un glosario, con cerca de doscientos términos relacionados con la cerámica. Incluye también la relación de todos los alfareros que ha conseguido documentar, con 400 nombres que van desde el inicio de la cerámica hasta los talleres que siguen abiertos en la actualidad.
Todo ello en un volumen muy cuidado con el que se pone en su lugar al centro alfarero de El Puente del Arzobispo.