En el muro occidental del patio de armas del Alcázar está el monumento a Juan Vázquez Afán de Ribera, conocido como «el cadete Afán de Ribera», que rinde homenaje a la juventud y valentía de un muchacho de apenas 13 años que murió en cumplimiento de su deber el 2 de mayo de 1808. Nacido en Granada el 24 de enero de 1796, Afán de Ribera se alistó en la segunda compañía del tercer batallón del Regimiento de Infantería Voluntarios de Estado en enero de 1808, donde su padre servía.
Durante el levantamiento de Madrid contra los franceses, el Teniente Ruíz con cuarenta soldados, entre ellos el joven cadete, acudió a proteger el Parque de Artillería de Monteleón, donde Afán de Ribera encontró su heroico final. Para conmemorar el centenario de este acto de valentía, en 1908, la Academia de Infantería con sede en el Alcázar, encargó al escultor Aniceto Marinas la creación de un monumento. La inspiración para la obra vino de un encuentro fortuito en el taller del escultor, donde el artista observó al hijo convaleciente, cadete de 14 años, del comandante del Batallón de Cazadores de Arapiles, Luís Bermúdez de Castro. Maravillado por su aspecto enfermizo, Marinas encontró en él el modelo perfecto para representar al cadete moribundo. En una interacción memorable, el joven cadete, lejos de mostrarse supersticioso o temeroso, pidió ser el modelo para la escultura, aceptando con honor la posibilidad de morir por su patria como lo hizo Afán de Ribera.
La composición es un emocionante bajorrelieve en bronce del momento final del joven cadete, sostenido en brazos de una deidad femenina, simbolizando la transición hacia la inmortalidad. Este poderoso momento se enmarca con la lucha contra los franceses en el Parque de Artillería de Monteleón de fondo, añadiendo dinamismo y contexto histórico a la obra. Abajo, una leyenda encapsula el espíritu y el sacrificio del cadete: «Para ejemplo y orgullo de sus futuros oficiales, el Arma de Infantería perpetúa en este bronce la gloriosa conducta del Caballero Cadete D. Juan Vázquez Afán de Rivera muerto a los 13 años de edad en la defensa del Parque de Monteleón el día dos de mayo de 1808».
Este tributo fue solemnemente inaugurado por el rey Alfonso XIII, el 14 de julio de 1908, en la ceremonia de entrega de despachos y apertura del Museo de Infantería. Más allá de su significado histórico, el monumento se ha convertido en un símbolo perdurable de sacrificio juvenil y devoción patriótica.
Curiosamente el destino quiso que, cinco años después, el 5 de junio de 1913, Luís Bermúdez de Castro, el joven que sirvió de modelo para la obra y entonces teniente de Cazadores de las Navas, de la misma unidad que su padre, murió en combate en Zoco T´Zenin, durante su primer enfrentamiento, siendo el primer oficial caído en el campo de batalla de Larache. Su sacrificio añade otra capa de significado al monumento, recordando el continuo compromiso de los militares españoles con la defensa de su país.