El nadador talaverano Rubén Gutiérrez compitió en la cuarta edición de la Travesía a Nado del embalse de Iznájar. Una prueba que da la salida al Circuito de Aguas Abiertas de la Diputación de Córdoba y la Federación Andaluza de Natación; un circuito que consta de cinco pruebas que se disputa durante los meses de abril y agosto.
Como en todas las citas del circuito, la organización programó dos pruebas. Un 1.500 metros para los infantiles y la principal, de 3.000 para el resto de categorías. Este año esta prueba se ha adelantado dos semana con respecto a 2023 y junto a las lluvias caídas durante Sema Santa ha provocado que la temperatura del agua fuese mucho más baja de lo normal con 16´3 grados. Según la normativa internacional de Aguas Abiertas con esa temperatura el uso del neopreno es obligatorio, lo que hizo que muchos nadadores inscritos y ya en el embalse, no pudieran nadar al no disponer de traje.
Otros tras 'calentar' en el agua antes, decidieron que no iban a participar. Todo esto llevó a la organización a disputar solo una distancia, la de 1.500. Aun así, de los casi 60 nadadores inscritos, tan solo la mitad, acabaron la prueba.
La salida se dio con los nadadores en la orilla del embalse para no tener que estar metidos en las frías aguas del embalse más tiempo de lo estrictamente necesario. Y la llegada se producía al pasar bajo el arco de meta, situado a escasos metros de la orilla. En un recorrido simple, de ida y vuelta, con una única boya situada a 750 metros, nadando por la derecha a la ida para volver por la izquierda.
Nada más acabar la cuenta atrás, unos metros a pie para adentrarse en el agua. En los primeros metros el talaverano notó el agua muy fría, con lo que le costó bastante reaccionar. La prueba se va estabilizando y se encontró nadando a la derecha de Antonio Rodríguez. Comenzaron nadar los dos en paralelo. Fueron unos metros detrás de un gran grupo, pero no los alcanzaron.
Hubo un momento en el que Rubén Gutiérrez decidió jugársela, con lo que esprintó unos metros antes de llegar a la boya y al salir de ella había recortado casi la totalidad de los metros que le sacaba el grupo delantero.
Siguió luchando sin aflojar ni una sola brazada hasta que, casi a falta de 200 metros para la meta, terminó por contactar con el grupo. Reconoció a Ramiro Roses delante de él y se puso a seguirlo. Al tocar tierra con las manos, se puso de pie y salió a correr, pero los más joven corren también muchísimo y no fue capaz de adelantar a nadie más, llegando a meta como séptimo clasificado, con un tiempo de 17´35", a solo tres segundo del primero del grupo, y siendo subcampeón Máster (40-49).