Desafío conseguido: 80 subidas a la piedra del Rey Moro

J. Mario Loeches
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Ángel Gómez, Álvaro Megías e Iván Hernández lograron en 21 horas y media el reto de ascender el desnivel del Everest en Toledo para visibilizar la enfermedad de la ELA

Los tres protagonistas pasaron momentos de dificultad, y estuvieron acompañados por más corredores

Al final, 106 kilómetros y más de 9.000 metros de desnivel positivo acumulado. El reto 'Everesting NonStop 24 horas' se completó en unas 21 horas y medio, por parte de Ángel Gómez, del Club Cerro del Bú, Álvaro Megías, del Pain Clinic Fisioterapia, e Iván Hernández, del Bikilamanjaro. Estuvieron acompañados en su aventura por decenas de corredores, incluido el alcalde de Toledo, Carlos Velázquez.

El campamento base se montó a la ribera del río, en la zona de la barca de pasaje, con el objetivo de realizar 80 subidas hasta la piedra del Rey Moro, hasta llegar a esos 8.849 metros de desnivel del Everest, el pico más alto del mundo. ¿El objetivo? Visibiliar la ELA. Se han conseguido recaudar cerca de 2.500 euros que irán destinados a la asociación AdELAnte Castilla-La Mancha, «para que los enfermos tengan una mejor calidad de vida», como asegura Ángel.

El desafío arrancó a las 20:00 horas sábado, y finalizó en torno a las 18:30 horas del domingo. La estrategia a seguir fue la de acumular varias subidas a un ritmo alto para compensar así la velocidad más baja durante la noche. En la salida, se contó con la presencia de representantes de la asociación, de la gerente de Eurocaja Rural, Susana Cortés, del concejal de Deportes de Toledo, Rubén Lozano, y del vocal de Senderos de la provincia de Toledo de la Federación de Deportes de Montaña de Castilla-La Mancha, Óscar Lancha.

Los tres protagonistas pasaron momentos de dificultad, y estuvieron acompañados por más corredoresLos tres protagonistas pasaron momentos de dificultad, y estuvieron acompañados por más corredoresLos tres corredores pasaron por momentos de dificultad. Llegada la noche, la falta de visibilidad obligó a reducir el ritmo en las bajadas, por las piedras de la calzada romana, propensas a caídas y torceduras. Apenas hubo momentos de descanso, pues la media de arrojó un tiempo de unos 15 minutos por subida, con paradas de poco más de un minuto, así que el total de actividad fue de 20 horas. 

«Fuimos muy concentrados, marcando buen los ritmos», reconoce Ángel Gómez, que desvela las complicaciones de la noche: «Bajó bastante la temperatura, y el viento soplaba bastante fuerte». Asimismo, ya entrado el día del domingo, el calor apretó, así que fue necesaria una mayor hidratación para poder llegar al destino.

Los protagonistas se mostraron muy agradecidos por la ayuda de todos los colaboradores. Acabaron «muy contentos», a pesar de confesar «la gran dureza» de esta prueba. Asimismo, quieren destacar la belleza del circuito, que se preparó con señalización. «Hemos querido visibilizar la ELA durante 24 horas, para mandar un mensaje de esperanza e ilusión a todos los enfermos y a sus familiares», concluye Ángel Gómez.