El kit de supervivencia, la «alarma» que desoyen los toledanos

Á. de la Paz
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Los vecinos eluden las recomendaciones de la Unión Europea en caso de guerra o catástrofe natural. No consideran cercana una guerra y tampoco han comprado más alimentos o medicinas en los últimos días

La Unión Europea ha recomendado a sus ciudadanos que dispongan de víveres, medicinas y fuentes de aprovisionamiento de energía para resistir hasta 72 horas en caso de grave emergencia. Sin embargo, el conocido como kit de supervivencia, un inventario de productos de primera necesidad, ha sido recibido con cierto escepticismo por la población española. Los memes y comentarios jocosos al respecto inundan las redes sociales. Entre los toledanos consultados cunde una sensación parecida. La idea más repetida es que se trata de una medida desproporcionada y poco útil. Los consejos dados parecen no guardar relación con los temores que se expresan en la calle.

La pauta que Europa propone topa con la sonrisa de los vecinos. Todos los preguntados han escuchado hablar del kit de supervivencia, aunque ninguno ha modificado sus hábitos por el aviso que los  medios han trasladado. Beatriz, una toledana que pasea junto a su marido, explica que la gran cantidad de aceite de oliva que guarda en casa se debe por el importante consumo que hace de este alimento, no por la recomendación de las autoridades comunitarias. En general, dispone de existencias suficientes. «Tengo cosas de sobra porque lo tengo siempre, para muchos días», dice sobre su despensa. Sobre las supuestas amenazas armadas que se ciernen sobre el continente, la toledana no tiene miedo.

Los riesgos geopolíticos tampoco preocupan a Carolina. Los peligros que supondrían las intenciones de terceros países, la idea que motivó la polémica declaración proferida por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no le parecen suficientes. Ni ha hecho acopio de comida ni ha retirado del banco cantidades de efectivo con las que afrontar varios días. «No va a pasar nada, parece que nos quieren alarmar indebidamente», subraya.

La falta de concreción de la amenaza se antoja como el factor más importante para entender la respuesta despreocupada de los ciudadanos preguntados. En el caso de las sociedades centroeuropeas o bálticas, Rusia emerge como el potencial enemigo. Desde hace tres años, Moscú invade Ucrania y advierte a diferentes estados próximos. España se beneficia de la lejanía espacial con esta región oriental del continente, aunque enfrenta la proximidad del continente africano.

Rubén tampoco prevé una guerra en el corto plazo. Cuenta, mientras pasea a su bebé recién nacida, que no teme por una eventualidad bélica. Su actitud como consumidor tampoco ha cambiado, pese al relato de la inseguridad latente. Sin embargo, «el día que salió este tema leí algunas informaciones para saber qué era», detalla sobre el kit de supervivencia.

Por su parte, Rosa cuestiona las «ganas de alarmar a la gente» de quienes han recomendado esta solución a millones de hogares europeos. Al mismo tiempo, la amiga con la que camina por la avenida de Europa se pregunta por la efectividad de este recurso si, en efecto, se concreta un ataque o una gran catástrofe natural. «Si hubiera una guerra de verdad, esa provisión para tres días no serviría para gran cosa», remacha.