No podía faltar en el Mazapanoir el momento negro toledano. Vino ayer de la mano del periodista toledano Enrique Sánchez Lubián y de su nuevo libro, 'Crónica negra de Toledo. Truhanes, pícaros, asesinos y otras gentes de mal vivir', una recopilación de 55 sucesos luctuosos ocurridos en la provincia entre 1823 y 1935, que quiere acercarse a una forma distinta de conocer sus sociedad, pero también se ha convertido en un homenaje a sus cronistas, los periodistas de sucesos toledanos de más de un siglo.
Comienzan las 55 crónicas con la ejecución en 1822 de un capellán de la Catedral por sus inclinaciones absolutistas. Enterrado en el paseo del Carmen, a la vuelta del absolutismo, lo sacaron de su tumba para llevarlo en magna procesión, flanqueado por bandas militares, hasta la Primada, donde quedó enterrado. El último es el asesinato de Félix Moraleda, propietario del Bar Toledo durante un conflicto laboral con el sindicato de camareros. El suceso, apunta Sánchez Lubián, marcó un punto de inflexión en la política de la ciudad, y muchas de las personas implicadas como autores o testigos fueron asesinados por los distintos bandos durante la Guerra Civil. El autor destaca, los sucesos en el estamento religioso, como la estafa al cardenal Sancha de un supuesto príncipe inglés al que le prestó dinero. También hubo una muerte por una discusión a puñetazos en calle Ancha entre dos religiosos de la catedral. Y hay un capítulo dedicado a los robos de las joyas de la Virgen en la Catedral.
El volumen surge, apunta Sánchez Lubián, durante el trabajo de años en otros libros e investigaciones. En su lectura de periódicos antiguos, le llamaron la atención los sucesos de Toledo y su provincia. Poco a poco los fue recopilando, con la idea de darlos a conocer.
Fue en 2019 cuando Paco Carvajal, editor de El Perro Malo, le planteó la posibilidad de hacer un libro con esas crónicas. Durante la pandemia, Sánchez Lubián los recopiló y amplió.
Historia y cronistas. En estos sucesos, Sánchez Lubián se acerca a otra forma de conocer la historia de Toledo y de conocer también a sus olvidados. Porque «quienes protagonizaron todas esas historias que en cierto momento fueron parte de la pequeña historia toledana, al final se han quedado relegados de la historia con mayúsculas». De ahí que el libro, además de los sucesos, se complete con información complementaria en recuadros, donde se puede contar la historia de la cárcel de los Gilitos, periódicos, edificios o acontecimientos históricos, «se pone la lupa en la historia de la ciudad de una manera distinta».
Pero además de una recopilación de sucesos, apunta el autor, este libro es también un homenaje a los periodistas que escribían en aquella época, que «muchas veces, hay que reconocerlo, derrochaban mucha imaginación y mucha fantasía para contarnos cosas que a lo mejor pasaban desapercibidas pero ello, con su trabajo, convertían en sucesos». Eran periódicos muy grandes, con letra muy pequeña y sin apenas fotografías, «con lo que para llenar una página había que escribir muchas muchas cuartillas».
Entre los periodistas que firmaban las informaciones están Federico Lafuente, abogado, periodista y padre de Marcial Lafuente Estefanía, que cuenta, entre otras cosas, crónicas de sus intervenciones en los tribunales. Tomás Rodríguez fue más tarde presidente de la Diputación Provincial, «hacía unas crónicas deliciosas». Pero a Sánchez Lubián le ha quedado la espinita clavada de descubrir quién fue la persona que firmaba con el seudónimo Honn, «que no he conseguido saber quién era y tiene una crónica deliciosa», como la descripción de la que los asistentes a la charla disfrutaron de un burdel toledano. «Me río yo de cuando la gente habla del nuevo periodismo, este era un precursor, con una descripción fantástica del local».