Lolita, más Flores que nunca, en el alma de Poncia

Leticia G. Colao
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La actriz defiende como nadie la soberbia adaptación teatral que Luis Luque de este personaje, crucial en 'La casa de Bernarda Alba', donde rebosa rabia y fuerza interpretativa

Lolita, más Flores que nunca, en el alma de Poncia - Foto: Javier Naval (Pentación)

El patio de butacas no paró de aplaudir, de pie y conmovido ante una magistral interpretación con una garra y una fuerza dramática digna de las mejores. Lola, Lolita, Lolita Flores, se subió al escenario delPalenque y durante más de 70 minutos defendió un monólogo cargado de matices, una actuación llena de rabia, de emoción y de dolor que se clava en el alma y donde los silencios son tan importantes como las palabras.

La Poncia de Federico García Lorca, la criada de Bernarda Alba, no podía tener mejor intérprete. El texto, escrito por Luis Luque a partir de las intervenciones del personaje de Poncia en la obra de García Lorca, y bajo la producción de Teatro Español y Pentación Espectáculos, recoge un profundo análisis del personaje donde la criada reflexiona de lo que ocurre en esa silenciosa casa, herida de muerte, tras el suicidio de Adela. Críticas y quejas, soliloquios y diálogos con los fantasmas de una de las obras cumbre del dramaturgo español, a los que Lolita, metida de lleno en el alma de la mordaz criada, pasa factura.

Adela se suicida tras intentar vivir y saltar sobre la simbólica cárcel en la que la dominanta Bernarda ha convertido su casa. Ni una lágrima, y verdades a medias, solo para preservar el buen honor de su casa ante las críticas ajenas. Ni un gramo de culpa de una madre que no lo parece, culpa que sí ataca a Poncia, por no haber hecho lo suficiente para evitar tan fatal desenlace de la más joven de las hijas.

En un tiempo prohibido para hablar, en una casa donde se había decretado el silencio, Poncia ajusta cuentas, imaginarias, con la madre, la dominante y autoritaria Bernarda, en clave de odio y resentimiento. También habla de la madre de Bernarda, Josefa, vieja y algo loca que dice verdades como puños, reconociendo así las ansias de libertad de sus nietas.

Entre las hijas, tiene para todas y a excepción de Adela, la más noble y rebelde, las tacha de envidiosas, rencorosas, débiles e hipócritas, algunas se debaten entre su pasión amorosa y la moralidad en la que han sido educadas. Todas o casi todas, comparten  los anhelos por una libertad que les ha sido negada.

Las palabras de la criada, siempre callada, ponen luz a una casa oscura y además de libertad habla de educación, de valentía, de sexo y del siempre presente 'qué dirán'.

La obra de Luque cuenta con una base que es garantía de éxito, el omnipresente Lorca, pero a partir de ahí ha sabido narrar con otros ojos, los de una voz no autorizada, la trágica historia de Bernarda Alba y su familia.  

Al texto, maravilloso, se une la exquisita estética, las luces y la puesta en escena.

No hay actriz más idónea para interpretar este papel. Curiosamente, el destino siempre se guarda una carta. Hace muchos años, Miguel Narros, director del Teatro Español de Madrid encargó un nuevo montaje de La Casa de Bernarda Alba al director José Carlos Plaza. Este, propuso a Lola Flores para el personaje de La Poncia, papel que no pudo hacer por problemas de agenda, de lo que la artista se lamentó incluso en un programa de Televisión Española.

El rescate del personaje y su increíble material dramático tendrían años después a la mejor Poncia, con la fuerza de Lolita y el alma de Lola Flores.

Las palabras de la actriz. Lolita quiso agradecer los minutos de aplausos, y algún que otro grito de 'guapa', con unas palabras al respetable, aún de pie. Pidió que esos aplausos se extendieran al creador del texto,Luis Luque, y al equipo técnico que la acompaña tras el escenario y, en un tono de humor, pidió subir la calefacción de un teatro en el que había «mucha corriente», mientras se abrigaba con un pequeño pañuelo. Tras ello, dedicó unas cariñosas palabras a la actriz talaverana Sara Moraleda, entre el público, con quien compartió escenario en la obra 'La fuerza del cariño', a la que incluso llegó a definir como su segunda hija, tras Elena Furiase, dijo.

«Y ya me voy, que ya me veis mucho por la tele», se despidió simpática la artista ante un público totalmente entregado.