El pelícano es uno de los 'Arma Christi', objetos y animales relacionados con la Pasión de Cristo, que más se representa en la iconografía religiosa de la Semana Santa.
En la antigüedad, desde una visión mágica de la naturaleza, muchos pueblos creían que los pájaros podían resucitar a sus crías muertas alimentándolas con su propia sangre. Ese mito, posteriormente, se transforma y encarna en el pelícano. Leonardo Da Vinci lo describe así: «Quiere mucho a sus hijos y, hallándolos en el nido muertos por las serpientes, se desgarra el pecho, y, bañándolos con su sangre, les devuelve a la vida».
Por eso, en la simbología cristiana el pelícano se relaciona con Jesucristo que ofrece su cuerpo y su sangre para la salvación del hombre. La fusión de dos pasajes bíblicos con un salmo penitencial se extiende en el arte y en la literatura de la Edad Media: Cristo, como el pelícano, abrió su costado para con su sangre resucitar con su vida a los muertos. Y así se convierte, además, en símbolo de la Eucaristía cristiana. Pelicano es uno de los nombres de Cristo. Benvenuto de Ímola, en su comentario latino señala: «se dice pelícano, porque se abrió el costado paras salvarnos, como el pelicano que vivifica a los hijos muertos con la sangre del pecho».
A ese simbolismo se refieren también Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, cuando implora: «Señor Jesús, bondadoso pelicano, límpiame a mí, inmundo, con tu sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero».
Poetas como Dante, en su canto del Paraíso XXV de la Divina Comedia, llama a Cristo 'Nuestro Pelícano'. Pintores como Giotto de Bondone, Masolino de Panicale y Pietro, el Perugino, reproducen el pelícano entre los símbolos eucarísticos, Giotto, hacia 1315 pinta una famosísima crucifixión donde Cristo aparece acompañado por San Juan Evangelista, a su izquierda, y la Virgen María, a su derecha y coronando la cruz, un pelícano, símbolo de la caridad y la resurrección.
Francisco de Quevedo en el Parnaso español y Musas castellanas, en su Musa VI, romance XXI, hace alusión al pelícano de manera jocosa: «Pájaro disciplinante,/ Que haciendo abrojo del pico/ Sustentas como morcillas/ A pura sangre a tus hijos./ Barbero de tus pechugas,/ Y lanceta de ti mismo,/ Ave de comparaciones/ En los púlpitos, y libros./ Fábula de la piedad, /Avechucho del martirio».