Errores, equivocaciones, cosas que salen mal y que dejan un mal sabor de boca son, en esta obra de teatro, un acierto total. Apoyados en estos fallos, pero en clave de humor, el elenco de 'La comedia de los errores' demuestra que no debe condenarse tan severamente aquello que no sale como se esperaba, mensaje que impera en la sociedad actual y que, muy al contrario, debe tomarse como algo positivo, casi como una fiesta. Si no tanto, reconoce el mensaje de la obra, sí al menos como una oportunidad para volver a levantarse, y con el eterno dilema de la verdad como telón de fondo.
El escenario del Palenque se llenará mañana sábado con una obra firmada por Shakespeare y dirigida por Andrés Lima, de Pentación Espectáculos, que ya ha sido éxito de público y crítica en su estreno en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, el pasado mes de agosto. Con ese aval, el espectáculo protagonizado y producido por Pepón Nieto, promete una representación marcada por la calidad de toda obra clásica, y el enredo y el humor popular combinados con toques más actuales.
Junto a Pepón Nieto, actores igualmente consolidados en el panorama nacional como Antonio Pagudo, Fernando Soto, Avelino Piedad, Rulo Pardo y Esteban Garrido, en un espectáculo que reivindica la belleza de lo equívoco y la libertad de ser. Algunos de ellos interpretan a varios personajes en una locura de juego actoral.
La comedia de los errores, también conocida como La comedia de las equivocaciones, es la obra de teatro con la que William Shakespeare se presenta en sociedad, a finales del siglo XVI.
En la trama, dos parejas de gemelos, de idéntico nombre y apariencia, convierten la ciudad de Éfeso en un escenario dislocado donde varían las identidades y los amores se ponen a prueba. Antífolo y Dromio de Siracusa, personajes de Nieto y Pagudo, amo y criado, llegan a la ciudad buscando a sus respectivos hermanos gemelos. El padre de ambas parejas de palíndromos también llega a Éfeso, siendo detenido por extranjero sin papeles nada más pisar puerto, y es condenado a muerte. Sólo encontrando a sus hijos podrá salvarse.
La comedia shakespeariana más corta es un auténtico vodevil que exprime al máximo el error, para generar situaciones imposibles de principio a fin donde nadie está hablando con quien cree hablar.
Tanto es así, que a partir de aquí, la comedia no hace más que enredarse, error sobre error, hasta la aparición de una madre abadesa que ni es monja ni es virgen. Entonces es cuando el desastre se convierte en una fiesta.
Este es el objetivo final de una obra que busca precisamente eso, celebrar un festín sobre el escenario y que el público salga con ganas de más, ha indicado Nieto.
Y es que el sentido del humor es fundamental, en el teatro y en la vida real. Sirve para desconectar, para afrontar la realidad que no siempre produce tanta risa, es lo que hace que la vida pase. Y así ha sido desde la Grecia clásica, incluso antes. Los errores, produzcan risa o no, suelen asegurar otra oportunidad.