Las mujeres que lo han dirigido en estos 15 años iniciaron un trabajo complicado, con base local, que ahora es premiado por el Gobierno de Castilla-La Mancha por su labor contra la principal de las desigualdades por las que se lucha cada 8 de Marzo, la violencia de género. En este tiempo, han ayudado a unas 250 mujeres. María Díaz Bodas, trabajadora social, recogerá hoy el galardón.
La Asociación Talavera de Lucha contra los Malos Tratos recibe hoy en Quintanar del Rey (Cuenca) el reconocimiento del Gobierno regional por vuestro trabajo contra la violencia de género. ¿Qué supone para el colectivo?
En realidad este premio significa por un lado darle visibilidad a una asociación que por el colectivo con el que trabaja no puede ser muy visible, porque cuando se trabaja con otros colectivos de corte social lo que se tiende es a visibilizar a ese colectivo, aquí es todo lo contrario, más que nada por un sentido de protección. Pero de alguna manera sí necesitamos dar esa visiblidad no solo del recurso como tal sino de la necesidad y del problema que hay en la sociedad, que es la violencia de género.
Nos aporta visibilidad, esa motivación que necesitamos que te reconozcan por el trabajo que lleva desarollando la asociación. Tenemos que seguir trabajando porque nuestra labor se está valorando.
La Asociación se creó en 2009, ¿cómo surgió el colectivo y cuál es el balance de estos 15 años?
En sus inicios empezó como un movimiento de mujeres que vieron la necesidad de ayudar a otras mujeres que estaban atravesando por violencia de género. Ellas, con un principio de sororidad puro y duro, lo que hicieron fue juntarse y ayudar a otras mujeres. Es verdad que en aquella época, hicieron cursos muy intensivos para ayudar de la manera más eficaz posible, y empezó desde la red vecinal hasta que se convirtieron en asociación propiamente dicha.
¿A cuántas mujeres se ha ayudado desde la Asociación en estos años?
Aproximadamente, no se puede saber con exactitud pero han sido más de 250 mujeres. No es una cifra exacta pero sí que ha sido una cifra muy elevada teniendo en cuenta el nivel de alcance que tiene una asociación pequeñita.
Balance satisfactorio a pesar del motivo...
Sí, por un lado satisfechas porque se ha podido ayudar a un número elevado de personas que lo necesitan, ojalá no fuera ninguna. Y por otro lado, una sensación de que nos gustaría llegar a más mujeres, porque los datos nos lo dicen, cada vez la violencia de género crece en cuanto a número. Se sabe por las órdenes de protección, que es de lo que se pueden tener datos, porque ya sabemos que la violencia es tan invisible y tan hermética, que no podemos acceder a todas las situaciones de violencia que existen en la realidad. Pero sí vemos un incremento de violencia de género y nos gustaría poder llegar a más mujeres.
¿Cuál es el número de órdenes de protección en Talavera?
Son datos oficiales que solo disponen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, pero normalmente rondaban entre las 90-100 y ahora sí que van por las 150 al año.
¿Cuál es el trabajo que realiza la asociación?
Pues definir un trabajo como tal es muy difícil, porque cuando una mujer te llama por teléfono, sabes que hay una situación de violencia o una situación por la que esa mujer está mal, pero a eso se le añaden más cosas. Al final terminas interviniendo en varios aspectos de su vida.
Lo que sí que se hace fundamental es un acompañamiento social, porque se trabaja desde el ámbito social y es un acompañamiento a la persona en su proceso de recuperación. Se le informa de los recursos, se le deriva especialmente al Centro de la Mujer, que es el recurso de referencia, se hacen acompañamientos tanto al juzgado como a la comisaría, se habla con ellas previamente a la denuncia, porque es muy difícil tomar esa decisión y hay veces que dudan, que se echan para atrás... durante todo el proceso, autodeterminación plena de la mujer, si no está en las mejores condiciones o no está totalmente decidida, por supuesto se respeta su decisión, pero no se le suelta nunca la mano porque sabemos que en cualquier momento lo va a necesitar.
A veces la actuación pasa simplemente por tomarte un café con ellas, que puede parecer poco profesional pero es verdad que, durante la pandemia, donde se nos limitó la atención directa física en un despacho cerrado, teníamos que seguir atendiendo a la gente, porque seguía dándose la violencia de género, y nos dimos cuenta que al atender a la persona fuera, en un lugar tomándote un café, la persona se abre más, se siente más cómoda, mejor. A veces damos un paseo, o una llamada por teléfono por la noche porque se encuentra mal, tiene un momento de crisis y necesita una voz que le hable y le escuche... son técnicas que parece que se salen un poquito de lo profesional, pero que ayudan mucho.
Se celebra hoy el Día Internacional de las Mujeres donde se busca la igualdad y la violencia de género es una de las más grandes desigualdades a combatir.
Sí, hablamos de muchos tipos de desigualdades, porque tenemos la brecha salarial, mujeres que todavía tienen esos suelos pegajosos o esas redes o conciencia de que tienen que ser ellas las que se hagan cargo de la familia y no les dejan crecer como persona y como mujer, tenemos el machismo, a veces tenemos que una mujer va caminando por la calle y tienes que escuchar cosas... son formas de machismo pero la más exponencial de todas es la violencia de género.
Y según los datos, cada vez empieza antes y con mujeres más jóvenes.
Sí, a mí me gusta ser optimista. El otro día estaba con un grupo de niñas de ocho años y he visto que estas niñas tenían muy claro la trayectoria que tiene que tener una mujer. Una de ellas hablaba de su madre, de la carga que tiene al trabajar dentro y fuera de casa. Tenían esa conciencia que a veces los adultos no tenemos.
Pero es verdad que en otras edades más hacia la adolescencia, cuando empiezan las primeras relaciones de noviazgo, se ve un incremento de la violencia de género porque hay una tendencia muy alta a que la relaciones de pareja sean insanas, son relaciones en las que está muy presente el control, los celos, el abuso, que son caldo de cultivo que repercute luego en la violencia de género.
¿Qué importancia tiene en esto la cultura patriarcal y el avance del negacionismo de este tipo de violencia a través de los partidos de ultraderecha?
Sí, muchísimo que ver, de hecho hay análisis que así lo demuestra. Recuerdo una frase de Simone de Beauvoir que decía que 'Bastaría con una crisis económica, política, religiosa para que los derechos de las mujeres volvieran a ser cuestionados, y tenemos que permanecer siempre alerta'. Pues ese momento ha llegado.
Estamos en un momento político donde desde instituciones, donde ya está la ultraderecha, están blanqueando no solo la violencia de género y las desigualdades sino que lo niega y eso cala en la sociedad. Utilizan un mensaje en el que ponen al hombre como víctima y a la mujer como la que está perpetuando todo esto y al final aquí no se trata de que un hombre, por ser hombre, sea agresor. Se trata de que hay hombres que son agresores y es responsabilidad de toda la sociedad, no solo de las mujeres sino de los hombres, porque afortunadamente hay muchos hombres que creen en la igualdad, pero es verdad que utilizan este mensaje, le han dado la vuelta para que cale mejor y están consiguiendo crear más miedo, crear más confusión y cambiar la tendencia de evolución que estábamos tomando como sociedad hacia una sociedad igualitaria. Ahora lo que hacemos es retroceder.