La espada de la causa persa

Agencias
-

La Guardia Revolucionaria iraní es un cuerpo de élite militar paralelo al Ejército y considerado terrorista por EEUU

La espada de la causa persa

Cuerpo militar de élite y emporio económico con la misión de proteger a la República Islámica de Irán, la Guardia Revolucionaria está en el punto de mira. Y no solo en el de Israel por el masivo ataque con drones y misiles que efectuó hace dos semanas y que encendió las alarmas, sino también en el de Estados Unidos debido a los recientes bombardeos de diversas milicias proiraníes contra posiciones norteamericanas en Oriente Próximo.

En los últimos meses, Washington también ha llevado a cabo numerosas operaciones contra guerrilleros afines en Irak y Siria, causando docenas de muertos en febrero, e incluso la Casa Blanca ha afirmado que no descarta atacar en territorio persa a una fuerza a la que declaró grupo terrorista en 2019. 

Teherán ha advertido en varias ocasiones que, si bien no busca un conflicto con EEUU, no se dejará amedrentar y responderá «con fuerza» a una posible ofensiva norteamericana en su territorio o contra sus intereses en la región, algo que se llegó a temer a mediados de mes en caso de que la Administración de Joe Biden participase en un contraataque israelí contra el régimen persa, si bien la limitada respuesta del Estado judío enterró, de momento, la amenaza.

Ejército ideológico paralelo a las Fuerzas Armadas convencionales, la Guardia Revolucionaria es el cuerpo militar más poderoso del país persa, con una gran influencia en el Líbano, Yemen, Irak, Gaza y Siria. Fundado tras el triunfo de la Revolución Islámica de 1979 por el ayatolá Ruholá Jomeini, responde directamente a Ali Jamenei, máxima autoridad política y espiritual de Irán.

«Si el líder supremo representa el poder de la pluma, la Guardia Revolucionaria es su espada», afirma el analista Afshon Ostovar en su libro La vanguardia del Imán sobre lo que significa esta organización para la República Islámica. «Es el mecanismo que transforma la autoridad del líder en una fuerza armada y de coerción», añade.

Su principal función es la militar, con unos 125.000 efectivos repartidos entre fuerzas de tierra, navales, aéreas y de espionaje y el cometido de supervisar las armas estratégicas de Irán como son sus misiles balísticos. Pero, además, es una institución cultural y un conglomerado económico con intereses en petróleo, gas, telecomunicaciones, transporte, construcción y medios de comunicación, de acuerdo con Ostovar.

Las milicias iraquíes han efectuado cerca de 200 ataques contra posiciones de EEUU en Irak y en Siria desde el pasado 18 de octubre en apoyo, aseguran, de los palestinos de Gaza, que sufren la violencia del aliado norteamericano, Israel. En uno de esos bombardeos fallecieron tres soldados estadounidenses en la frontera entre Jordania y Siria, unas muertes que la Casa Blanca atribuyó en última instancia a Irán por el «suministro de armas a las personas que lo hicieron». 

Permanente tensión que va al alza

Como respuesta a la muerte de sus uniformados, Washington lanzó una ofensiva contra instalaciones proiraníes en Siria e Irak, que causaron docenas de muertos, y no descarta ataques directos contra la Guardia Revolucionaria en suelo persa. «De ser necesario, ordenaré medidas adicionales, incluso contra los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica y su personal e instalaciones, para abordar la serie de ataques contra las fuerzas e instalaciones de Estados Unidos», advirtió entonces el presidente Joe Biden.

No sería la primera vez que EEUU ataca directamente a la Guardia Revolucionaria. En enero de 2020, asesinó al entonces comandante en jefe de la Fuerza Quds -brazo exterior de la organización- el general Qasem Soleimani en un ataque en Bagdad.