El Baskonia cayó (94-76) este jueves ante el Zalgiris Kaunas en la jornada 31 de la Euroliga pese al intento de remontada en el tercer cuarto, viendo reducido al mínimo su margen de error para estar en el 'play-in' de acceso a los 'playoffs', con dos derrotas esta semana y un equipo trillado físicamente.
El equipo lituano tuvo más energía que un cuadro vitoriano que dejó una mala primera mitad y no culminó su intento de reacción. Markus Howard resurgió pero no fue suficiente, Tadas Sedekerskis arrastró sus molestias hace dos días contra Partizán y el Baskonia encajó una dura derrota para complicarse su futuro.
Los de Ivanovic, pendientes de nuevo de la enfermería, se complicaron la visita a Kaunas en el primer tiempo. Con un cero de ocho en triples, fallando también mucho en el tiro libre, el Baskonia no tuvo respuesta a un Zalgiris que, sin ser brillante, manejó buenas rentas casi sin oposición.
Los vascos no apretaron en defensa ni tuvieron las ideas claras, pendientes del estado físico de Sedekerskis, quien llegó entre algodones de Belgrado, y Markus Howard. Dos fisguras que dosificó el equipo visitante y que echaron de menos los suyos, sustentados por Costello y, a chispazos, por Miller-McIntyre.
Los lituanos, con fe creciente en una semana redonda para engancharse a lucha por el 'play-in', castigaron menos de lo que pudieron. Con buen rebote ofensivo, Hayes que no falló ni una en el primer tiempo, y la actuación de Evans, Ulanovas y Birutis, el Zalgiris tuvo en su mano el partido (48-32).
Con todo, los de Vitoria demostraron su capacidad de venirse arriba encontrando el acierto, cuatro triples que se repartieron Howard y Marinkovic, en el tercer cuarto, pero el Zalgiris respondió cuando el Baskonia más apretó (52-46). Butkevicius sumó puntos inesperados y Evans engordó sus cifras para mantener la renta local.
Para el último cuarto volvió Sedekerskis y Howard dejó un par de canastas de calidad (75-65), pero de nuevo le faltó encadenar buenas jugadas a los vascos. El Zalgiris volvió a robar balones, en la desesperación visitante que personalizó un Chima Moneke que perdió las gafas tres veces, en tres golpes sin castigo arbitral.