Espada se agiganta en el 2 de mayo

Mario Gómez / LAS VENTAS
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El torero de Fuenlabrada firma lo más destacado de la Goyesca del 2 de mayo ante un encierro de El Montecillo que no terminó de romper. Robleño saludó una ovación y Javier Cortés fue silenciado con el lote de menos opciones

Espada firmó lo mejor de la tarde en sendas actuaciones privadas de premio por el uso de la espada. - Foto: Plaza 1

La del 2 de mayo es una de las fechas más destacadas para los toreros, sobre todo si son madrileños, por el arraigo que profesan a la tierra, y por lo simbólico de la cita. El aficionado también marca en rojo la fecha, pues además de lo colorido, variado y goyesco de los atuendos de los actuantes, el hecho de poder pisar el ruedo justo antes del inicio del festejo hace que la afluencia sea masiva.

Entre selfies, fotos y demás momentos para el recuerdo, se despejó el ruedo para un paseíllo en el que partieron plaza Fernando Robleño, Javier Cortés y Francisco José Espada, para despachar un encierro de El Montecillo apretado de carnes y cargado de romana.

Quizá la excesiva romana hizo que se parase en exceso una corrida más muletera que de primeros tercios, y que lidió un par de animales con opciones.

Espada firmó lo mejor de la tarde en sendas actuaciones privadas de premio por el uso de la espada.Espada firmó lo mejor de la tarde en sendas actuaciones privadas de premio por el uso de la espada. - Foto: Plaza 1

Sin duda con el que sale con el crédito reforzado de su paso por Madrid es el fuenlabreño Francisco José Espada. Precisamente eso es lo que le faltó, espada, y ya van un puñado de faenas que han quedado en el olvido y sin la foto del paseo al anillo con el trofeo en la mano. No obstante se vio un torero con valor sereno, buen concepto, trazo limpio y que busca un toreo ceñido.  Lástima que ambas faenas, de máximo compromiso y entrega, fueron abrochadas con un pinchazo, algo que disolvió el premio, pero que deja su nombre anotado en la libreta del aficionado de cara a su compromiso del 2 de junio ante toros de Pedraza de Yeltes.

Robleño saludó una ovación en el primero ante un animal que le llevó al toma y daca. Una faena de torero curtido en mil batallas y que tiró de poder para guerrear con un toraco al que Madrid aplaudió de salida, como a casi toda la corrida, pero que se vino a menos cuando se sintió podido. Ante el cuarto, otro toro de gran trapío, Robleño volvió a hacer un esfuerzo descomunal, pero con menor eco en el tendido. 

Cortés pechó con el lote de menos opciones. A pesar de ello, logró robar caros naturales a su primero y dar con pozo sin agua en el cuarto. Las ganas, el valor y la entrega se toparon con un lote ayuno de opciones, y de ganas de colaborar.

La corrida fue un espectáculo para el ojo del aficionado, grande, bien comida y extraordinariamente presentada; pero sin embargo lo que tuvo de espectacular, lo tuvo de escasez de opciones para el gran triunfo. Esperaremos que vuelvan a saltar toros como los que esta vacada acostumbra.

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