Un extraño crimen en un festival literario, decenas de sospechosos, la búsqueda de un culpable... y dos peculiares investigadoras. Son los ingredientes de Muerte en el meridiano (Harper Collins), la nueva novela negra de Carlota Suárez. Pero este libro es mucho más que una historia de misterio. Se trata de una reflexión satírica sobre el mundo de las letras y sus mecanismos internos, explorando temas como el éxito, la envidia y la obsesión por el reconocimiento.
Andrea Sabugo, una escritora cínica y descreída, adicta al kétchup y las pipas Churruca, guiará al lector por un mundo literario crítico y competitivo. Junto a Minerva Novoa, exitosa novelista conocida como la reina del crimen, intentará descubrir al asesino de uno de los asistentes al festival. A medida que Andrea y Minerva avanzan en la investigación, se desvelan secretos oscuros y rivalidades intensas entre los participantes. Cada personaje tiene su propio motivo para querer silenciar a la víctima.
Y es que, en el competitivo universo de las letras, cada palabra puede convertirse en un arma letal y cada página en el escenario de un crimen perfecto.
Con Muerte en el meridiano, Suárez hace un ácido tributo a Agatha Christie, desviándose del estilo clásico de la famosa autora, pero conservando elementos esenciales, como un misterioso asesinato en un encuentro literario: el Festival Meridiano Cero, evento que reúne a escritores, editores, traductores y blogueros que se celebra en la encantadora isla de Santa Lucía, una pedanía ficticia de El Hierro, con «las características perfectas para aislar a los personajes».
En una entrevista, la escritora destaca su «atracción por las personalidades complejas», así como la necesidad de «arrancar etiquetas y salirme del guion». Por eso, su protagonista no busca empatizar en ningún momento con el lector: Andrea es «egocéntrica, antisocial y muy crítica».
El contrapunto lo pone Minerva, «escritora veterana, elegante y de éxito internacional». También las acompañan el agente literario que comparten, un sesentón que estrena novia, influencer; o Gabriel, traductor y lo más parecido a un amigo que tiene Andrea.
Para su novela, la autora reconoce haberse inspirado en sus lecturas, que incluyen «irremediablemente a Agatha Christie», pero también en sus experiencias infantiles y sus «paseos, no siempre agradables, entre las bambalinas literarias». Asimismo, se basa en las «decepciones al conocer las miserias de algunos escritores a los que idolatré y de algunas conversaciones con otros a los que aprecio y admiro», añade.
Pese a que «disfruta» arrancando etiquetas respecto al género literario y asegura que lee todo lo que cae en sus manos, Suárez encuentra en la novela negra el aliado perfecto «para adentrarse en la naturaleza humana y denunciar aquello que preocupa al escritor». «No son pocos quienes asocian la novela negra a la crítica social», apunta.
Higienista dental
La autora lamenta que, por desgracia, muy pocas personas pueden vivir hoy en día de la literatura en España. De hecho, ella compagina la escritura con su otro trabajo. O más bien al revés, porque lleva «más tiempo ejerciendo como higienista dental que publicando libros», si bien matiza que lleva escribiendo desde que tiene uso de razón.
«Mi profesión, que ejerzo de ocho a tres en un centro de Salud, me da libertad para poder escribir, leer y todo lo que implica mi actividad literaria», puntualiza.