Nunca una apuesta de 100 millones es «a ciegas». Es cierto que puede salir mal, pero jamás será un brindis al sol: cuando el Real Madrid señala a Jude Bellingham, hay más certezas que sospechas y muy pocas dudas. Lo que ocurre es que nadie, ni el más optimista entre los habituales optimistas de la grada del Bernabéu, los que tocan a rebato cuando huele a remontada en el 92, esperaban un rendimiento tan ofensivo y tan inmediato.
El inglés aterriza como un 'cinco' de postín. Un 'box to box' moderno e intuitivo, un elegante constructor en el origen de la jugada: el que la piensa y comienza a darle forma. De hecho, a pesar del doblete en su primer duelo oficial (0-2 en San Mamés), toda la crítica se queda con la forma en la que conduce la pelota desde el centro del campo hacia el área contraria. «Zidane» es el primer nombre que suena. Dos meses después, el que más le asocian es el de «Cristiano Ronaldo».
Bellingham acumula 10 goles y tres asistencias en sus 10 primeros partidos con el Real Madrid, unas cifras que mejoran a 'CR7', que en el mismo período de tiempo reventó los pronósticos con 10 tantos y una asistencia. De hecho, ni siquiera el portugués había logrado el 'ocho en ocho' que suma el inglés en LaLiga.
La gran diferencia radica en que Cristiano, apenas un puñado de billetes más barato en verano de 2009, era una clara apuesta ofensiva. Sorprendió su impacto realizador, ya que en sus seis temporadas en el United 'solo' había logrado 118 dianas en 292 encuentros, una media de 0,4 por partido. En el Bernabéu, fue Manuel Pellegrini quien le entregó plenos poderes para actuar desde la banda hacia el centro y José Mourinho el que le otorgó libertad de movimientos. El resto, historia: en apenas nueve temporadas se convirtió en el máximo goleador histórico del bloque merengue con 450 tantos en 438 duelos, una brutal media de 1,03 por choque.
El recuerdo de aquella voraz versión de Ronaldo se reencarna ahora en 'JB5' para sorpresa de todos. Incluido Ancelotti, tan feliz como asombrado por los números del mediocampista inglés. «Sorprende que esté haciendo todo esto con 20 años (…) Está claro que llegará un momento en que no marcará tantos goles porque no es un delantero. De momento, nadie esperaba esto», confesaba el italiano, con un gran mérito táctico en estas cifras: con la sorpresiva salida de Benzema (y el teórico papel secundario de Joselu como 'nueve'), rediseñó el dibujo del Madrid.
Nuevo sistema
De un 4-3-3 casi inamovible pasó a un 4-4-2 en el que Bellingham tiene aquella libertad de movimientos de la que disfrutó Cristiano Ronaldo y, por contagio, la afición de Chamartín. «Hay que dejar que los jugadores instintivos se expresen, pero manteniendo la estructura. ¿Por qué crees que Bellingham se expresa bien en el Real Madrid? Porque la estructura se lo permite. Tres centrocampistas le dan estabilidad por detrás, y los delanteros que tiene por delante corren y abren espacios, dándole tiempo para correr con el balón», reflexionaba esta semana Thierry Henry, hoy seleccionador francés sub'21.
Poco a poco, el genio de Stourbridge ha ido limando las 'asperezas futbolísticas' con Vinícius: el brasileño aparecía desenfocado en el nuevo dibujo, pero en la asociación con Bellingham va retomando las sensaciones que había perdido entre la adaptación al sistema y la lesión. «Para mí, 'Vini' es el mejor del mundo». El inglés le tiraba el guiño y el brasileño lo devolvía: «Es increíble: ha nacido para jugar en el Madrid», confesaba tras el 4-0 ante Osasuna, el mismo día en que Dani Carvajal le regalaba el elogio definitivo: «No es fácil ponerte esta camiseta y hacerlo así. En los partido se viste de superhéroe y lo está haciendo fenomenal». El recuerdo de Cristiano vuela hacia el clásico.