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«No me cabe en la cabeza cómo puede ser tan poco conocido alguien que fue virrey de Nápoles y embajador en Roma, viviendo en palacio durante la minoría de edad de Carlos II el Hechizado». El historiador del arte Juan Nicolau Castro, que mañana presentará en el Palacio de Benacazón el libro El Cardenal Aragón y el convento de Capuchinas de Toledo (Cuarto Centenario), reconoce su interés por este personaje y por el edificio que fundó y dotó en el Toledo del siglo XVII. Cuanto más lo estudiaba, menos capaz era de entender cómo don Pascual de Aragón podía dormir el sueño de los justos habiéndosele dedicado biografías tan voluminosas como la que le dedicó Narciso de Esténaga y Echevarría a comienzos del siglo XX. Más de novecientas cartas del prelado le han acompañado durante las últimas décadas, el tiempo que Nicolau lleva estudiando el convento de las Capuchinas y su colección artística, una de las más destacadas de Toledo.
El nuevo libro, abundantemente ilustrado, recoge en poco más de doscientas páginas las conclusiones de treinta años de trabajo, una labor en la que su autor reconoce la ayuda prestada por mentores como el recordado Alfonso Emilio Pérez Sánchez y la restauradora María Irabedra Fernández de las Cuevas. «He tenido la suerte de contar con el asesoramiento de Margarita Estella al escribir sobre los marfiles o el de Ángel Sánchez-Cabezudo al escribir sobre la cerámica», añade.
El volumen comienza con una biografía del cardenal de Aragón y la fundación del convento de la Santísima Trinidad y de la Concepción Inmaculada de Madres Capuchinas de Toledo. Nicolau describe a continuación el conjunto de la iglesia y sus principales dependencias para después dedicar un centenar de páginas al pormenorizado estudio de sus bienes artísticos. El historiador del arte arranca con la escultura -su gran tema de estudio que viene desarrollando desde su tesis doctoral, Escultura toledana del siglo XVIII (que fue publicada en Toledo por el IPIET en 1991)- y se centra a continuación en la colección de pintura y la amplia representación de artes decorativas que atesora la comunidad. No en vano, su discurso de ingreso como numerario en la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo subrayó la condición de «museo» de las Capuchinas (aunque las religiosas instaladas en el convento desde hace casi una década son carmelitas).
El convento alberga obras de artistas tan representativos como el escultor Alessandro Algardi, con quien don Pascual de Aragón estuvo en contacto en Italia, lo mismo que con el propio Gian Lorenzo Bernini. Solamente su retablo mayor con templete de mármol siciliano justificaría una visita a este conjunto, que gracias a Juan Nicolau dispone ahora de una espléndida monografía a manera de homenaje.