Barcarrota escondía un secreto hasta que en 1992 se descubrió una cápsula del tiempo con el importante hallazgo de un conjunto de libros del siglo XVI, incluido un ejemplar de la segunda edición del Lazarillo de Tormes. Juanma González, director de la Biblioteca municipal ‘Francisco de Peñaranda’ de la localidad de Barcarrota, en la provincia de Badajoz, ofreció ayer una conferencia en la Biblioteca de Castilla-La Mancha para dar cuenta de este descubrimiento. No obstante, comenzó su intervención, de la mano de la Asociación de Amigos de la Biblioteca regional, ensalzando la tarea que conlleva dinamizar las bibliotecas para que éstas, más allá de los libros, sean centros generadores de actividades, ilusión e imaginación.
«Así es como se deben entender estas dependencias y no como un almacén de libros. No pueden ser cuatro paredes, las actividades hay que sacarlas fuera y escuchar a la gente». Por ello, desde la Biblioteca de Barcarrota no dejan, ni mucho menos, que sus usuarios se aburran. Las rutas nocturnas para conocer el patrimonio del municipio y basadas en los fondos locales forman parte de un amplio programa que ofrece el centro a los 3.600 habitantes que tiene la localidad.
Y es que, el perfil de la gente que frecuenta las bibliotecas es de todo tipo en el núcleo rural, explicó a lo largo de la charla su responsable. En entornos pequeños, hizo hincapié, las bibliotecas no solo son centros en los que se da cita la cultura sino que «también conforman puntos a los que recurrir en los municipios más pequeños».
Para el final se dejó la mejor parte y, sin duda, la que más interés despertó entre los asistentes a este acto celebrado en la Biblioteca de Castilla-La Mancha. Estos fondos, que se descubrieron en la localidad en el año 1992, incluían un Lazarillo inédito de 1554 hasta el momento desconocido. En total, aparecieron diez libros y un manuscrito del siglo XVI emparedados mientras se realizaban obras de reforma en una vivienda del municipio extremeño.
Los libros encontrados pueden situarse entre 1525 a 1554. Se trata de textos comprometedores por sus contenidos y son obras mayoritariamente incluidas en los índices inquisitoriales de libros prohibidos en la época. Publicaciones muy perseguidas y es que, junto a la joya de la picaresca, aparecieron un manuscrito italiano de contenido erótico, un pequeño tratadito de exorcismos, un ejemplar único de la Oración de la Emparedada en portugués, una edición latina de la Lingua de Erasmo y un tratado de quiromancia. El ocultador de la biblioteca clandestina era Francisco de Peñaranda, un médico que ejerció en Barcarrota. Allí llegó huyendo del Tribunal del Santo Oficio y al verse acosado emparedó unos ejemplares que hoy están custodiados en la Biblioteca de Extremadura. En el municipio de Barcarrota se pueden ver copias exactas de los originales.